¡Civismo!

Hermes Ramírez Ávila
Doctor en Ciencias Penales
Catedrático de Derecho
E-mail: [email protected]

El ser humano en sociedad a lo largo de la historia ha tenido procesos de comportamiento colectivo marcado generalmente por estándares impuestos; excepcionalmente, por la generación de ideas o construcción de valores propios de algunos individuos. Aunque en las edades Antigua, Media y Moderna, los patrones de compartimiento colectivos fueron difusos, lo cierto es que la humanidad sale de la oscuridad y de las tinieblas, con el movimiento intelectual y cultural a finales del siglo 18 d. C, denominado la “ilustración”.

La Revolución Francesa logra consagrar un proceso de comportamiento del ser humano en sociedad, en base al conocimiento o la claridad de ideas, el intelectualismo materializado en los textos de esa época, la influencia de François-Marie Arouet (Voltaire), Jean-Jacques Rousseau, Charles Louis de Secondat Barón de Montesquieu (Montesquieu), dan a la razón y a las ideas una posición distinta que le fue negada durante muchos siglos y por primera vez en la historia, el ser humano entiende que puede modificar su entorno y escribir su propio destino.

En la reflexión y estudio profundo de los textos escritos por estos célebres europeos, es que Benito Pablo Juárez García (Benito Juárez), Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco (Simón Bolívar), Antonio José Francisco de Sucre y Alcalá (Sucre), José Julián Martí Pérez (José Martí), José Gabriel Condorcanqui Noguera (Túpac Amaru), Manuel Belgrano, Miguel Soler, y por supuesto José Francisco Morazán Quezada (Francisco Morazán), José Cecilio Díaz del Valle (El Sabio Valle), entre otros, considerados los libertadores de América, hallan la inspiración y construyen su pensamiento, modificando nuestra realidad para la independencia y secularización de nuestros pueblos.

La mayor parte de las ideas generadas en esta época conocida como “Siglo de las Luces” y escritas por estos ilustrados europeos, al menos para su servidor, tienen un punto de inicio en el pensamiento del más connotado “Padre del Liberalismo Clásico”, John Locke (1632-1704), que con su obra publicada en 1690 “An Essay Concerning Human Understanding”, “Ensayo sobre el entendimiento humano”, nacemos con ideas innatas y el conocimiento está determinado por la experiencia, nuestra realidad es comprendida por nuestros sentidos y esta verdad solo pertenece al discurso.

Nuestro comportamiento en sociedad, la difusión de nuestras ideas como seres humanos han tenido un patrón evolutivo a la generación de más ideas, de mayor pensamiento, para construir una realidad distinta a la que vivimos, esto se logra únicamente con el estudio, a través de la lectura e investigación, retomando los textos, obras célebres, e ideas de todos los ilustrados antes citados. Sin embargo, como hondureños hemos abandonado absolutamente todo, hoy rendimos culto no a la razón, no a las ideas que construyen pensamiento, sino que creemos más en falsos profetas, en políticos que lejos de aportarnos la precisión de un pensamiento, nos transmiten con sus discursos vacíos odio, venganza, celo y menosprecio, generando más división en nuestra sociedad.

Hemos abandonado como hondureños los valores, el respeto a los demás, a la tolerancia de las ideas ajenas como decía Voltaire, la solidaridad, honestidad, unidad; estamos viviendo un proceso de involución en nuestra sociedad. Esta falta de valores se ve reflejada en la escuela, en los colegios, en la política, en los trabajos, en los círculos sociales, en las familias, cuando existen unos hondureños que engendran división, destruyen a los demás y producen disociación entre nosotros. Inclusive, es común ver y escuchar programas de televisión, radios, leer mensajes en redes sociales, que buscan generar un caos o una crisis social.

Es sumamente peligroso el entorno al que nos estamos enfrentando en los últimos meses, porque hemos olvidado el civismo que fue inculcado por nuestros próceres (civismo son reglas esenciales de comportamiento del ser humano en sociedad, en su comunidad, para coexistir en armonía con los demás), se percibe en el ambiente el irrespeto a todo lo que está a nuestro alrededor. ¡Si todo está mal!  ¡Apaguemos las luces y vámonos de aquí! Discursos de este tipo son de ignorancia y maldad. ¡Nuestra Honduras solo es una! cuidemos nuestra patria, generemos ideas y pensamientos que nos permitan alcanzar un nuevo escenario de equidad, justicia social, bien común y cohesión social.