EL EXAMEN Y EL PERDÓN

REGRESÓ el Fondo y sus tías las zanatas, a escudriñar las cuentas gubernamentales. Las autoridades económicas ufanadas de haber hecho la tarea y con la seguridad que las negociaciones para mantener un acuerdo darán resultado positivo, expresan que “están listos” a la revisión de los cuenta costillas. No hay razón para dudar que una vez finalizado el examen la delegación de las aves agoreras se despedirá preservando el acuerdo con la más efusiva felicitación a los nacionales, por no salirse de la raya de las instrucciones impartidas. Las cifras sin duda cuadrarán con la expectativa macroeconómica. Aunque siempre hay que volarle ojo a la situación aflictiva que todavía atraviesa –haciendo milagros para llevar ingresos suficientes al hogar– la base mayoritaria de la población.

Insistimos en las medidas de reducción de la pesada carga impositiva y otras medidas de estímulo que permitan la generación masiva de fuentes de trabajo que estimulen los mercados, tanto de los de arriba como de los de abajo. Pero como a las aves agoreras lo que les interesa es la situación macro y la salud de las finanzas públicas –aunque esas recetas de contracción y de sacar chispas a los panes no sea lo que genere riqueza colectiva– van a regresar alborozadas con la revisión. Y ello es bueno. Porque el país ocupa para mantener la confianza internacional que le extiendan el certificado de buena conducta. Sin esos recursos de las remesas familiares y de los préstamos que vienen del exterior, la relativa estabilidad económica que goza el país estaría sometida a graves apuros. Para que el amable lector tenga una idea de la dependencia de las finanzas públicas y de los mercados internos de los préstamos internacionales. El saldo de la deuda externa total (pública y privada), hasta julio de 2017, se situó en 8 mil 232.3 millones de dólares, mayor en 726.5 millones con relación al cierre de 2016. Fue una bendición caída del cielo que el país haya conseguido que la comunidad internacional le borrara la deuda externa. Por gestiones realizadas en aquel entonces por el gobierno de turno, se accedió a la Iniciativa de los Países Altamente Endeudados y se obtuvo en el año 2000 el punto de decisión de la condonación de la deuda externa. Hoy los montos de endeudamiento se aproximan a los niveles de antes de la condonación. Así que solo ese gesto de haber partido, desde el momento del perdón, sin el peso de deuda externa, ha sido lo que permitió a los gobiernos subsiguientes volver a acceder al inmenso caudal de los recursos internacionales.

Ello es lo que ha habilitado al país –embargándose hoy, hasta la coronilla, para pagar después– los recursos frescos que le ayudan a complementar las carencias de la producción interna. Decíamos entonces que los examinadores del FMI seguramente van a otorgar buenas notas a los examinados. Quizás lo único que podría variar la ponderación sean los efectos en la economía nacional de los huracanes, que acaban de golpear dos estados importantes con cuyos mercados nos relacionamos estrechamente. Una de las consecuencias inmediatas es el alza pronunciada de los precios de las gasolinas.