Profesor del ITH era un destacado profesional y un querido consejero

Mario Alberto Morazán Rodríguez (59) fue un maestro que se formó como docente disciplinado y de vocación, de los considerados segundos padres, los llamados estrictos por miles de alumnos, pero queridos por ellos a la vez.

Así fue en vida este pedagogo que por 30 años fue responsable del crecimiento educativo, cívico y moral de miles de alumnos en su haber en el ejercicio de una de las profesiones más importantes del mundo.

Ayer miércoles tras su trágica muerte, además de la presencia de sus familiares, la sala de velatorio en una funeraria ubicada en la colonia Alameda de Tegucigalpa, comenzó a llenarse de jóvenes estudiantes, alumnos y exalumnos del Instituto Técnico Honduras (ITH) y de otros colegios para los que laboró, como el Unión, Fuerza y Democracia y el “María Montessori”, donde demostró la calidad de ser humano que fue.

Varias estudiantes llorando lo calificaron con nota de excelencia. “Era como un padre para mí porque desde pequeña lo conocí, le teníamos mucha confianza, nos aconsejaba por igual a todos (compañeros), no merecía que le hicieran esto y más cuando él mismo estaba defendiendo a la estudiante, hermana de quien le disparó”, expresaron a poca distancia del féretro.

Los compañeros de trabajo lamentaron su muerte e instaron a padres de familia que ayuden en la educación de sus hijos para evitar más actos de violencia.

UNA DESDICHA

Consultado el director del ITH, Nelson Cálix, lamentó que todo se trató de una consuetudinaria reunión entre estudiantes, quienes anteriormente habían tenido un altercado por temas tan absurdos como de malas miradas, una con la otra que les hizo irse a golpes y lo paradójico es que cuando las encararon ellas mismas dijeron que ni se caían mal, pero ameritaba una sanción, por lo cual se llamó a los padres de ambas, sin saber que una de ellas más bien llevó a su hermano, quien llegó armado con una pistola, amenazando primero a la otra estudiante y a los demás presentes.

“Yo le dije a Mario, cuando el agresor empezó a gritar y a amenazar, que lo sacara y él procedió a hacerlo sin proferir palabras altisonantes y nada por el estilo, no fue un problema disciplinario, no fue un estudiante quien le agredió, sino alguien que se hizo pasar por padre de familia quien se portó como energúmeno, no quiso entrar en razón ante un pleito entre muchachas y al verse en esa penosa situación, le disparó en varias ocasiones, él venía con una bala para alguien y Mario tuvo la desdicha”, señaló.

Morazán Rodríguez ya había solicitado su jubilación, pero para sumar a la desgracia la burocracia del sistema lo mantenía aún en funciones, labor que cumplía a cabalidad desde las 6:00 de la mañana, cuando ya se le miraba en el colegio donde trabajan 238 profesores más que educan a 3,000 alumnos diseminados en aulas ubicadas en unas diez manzanas en la colonia Kennedy.

Son tres jornadas las que se imparten en el ITH, mañana, vespertina y tarde-noche, donde vigilan apenas tres guardias de seguridad contratados por el mismo centro educativo, y a pesar de que en el área de la colonia están ubicados algunos de los edificios principales de la Policía Nacional y de Tránsito, la seguridad en el sector es casi nula, incluso el alumbrado público constantemente está fuera de funcionamiento, la zona es oscura y hasta los estudiantes son asaltados en los bloques de la colonia, denunciaron otros maestros.

OPINIONES
PROFESOR DONALDO F. BARRIENTOS: “Por aplicar disciplina pasó esta desgracia”
Donaldo Florentino Barrientos: “Alumnos le apreciaban”.

“Hablamos de que solo nos faltaba un año para irnos y le pasa esto en medio de una sesión de disciplina en un caso de dos jóvenes, ¿en manos de quién estamos?, hace poco nos mataron a dos guardias de seguridad por robarles el arma, estamos a la deriva docentes y alumnos, Mario era un maestro ejemplar, de carácter, ponía disciplina, amante de la educación y los alumnos lo apreciaban, era un profesor intachable y cualquiera da fe de eso”.

DIRECTOR NELSON CÁLIX: “No es con látigo, usamos el diálogo para corregir”
Nelson Cálix: “Era el mejor”.

“Mario amaba al colegio y a sus alumnos, era enérgico, jovial y enojado como solo él, pero querido, yo lo conocí desde que fuimos compañeros en la Escuela Superior hace casi treinta años, era un docente que daba su espacio por los alumnos, lo querían mucho, lo respetaban, no había uno que le dijera algo cuando él les disciplinaba, porque sabían que lo hacía por el bien de ellos, ese es el trabajo de un consejero, él era el mejor”.