Desfile patrio o de modas

Por Mario E. Fumero

La celebración de las fiestas patrias ha sufrido un deterioro en los últimos años con los desfiles de la celebración de la independencia. Recientemente unos jóvenes comentaban que iban ir a los desfiles para ver las piernas de las palillonas. Si observamos las transmisiones televisivas y fotográficas, notaremos que a donde más dirigen las cámaras es hacia las piernas de las chicas, que cada vez usan vestidos más cortos que incluso dejan ver su ropa interior. Es por ello que lo que más atrae de estos eventos a la gran mayoría de los asistentes son las piernas de las muchachas palillonas.
La gente no va tanto para celebrar o admirar arte de los alumnos que desfilan con bandas y marchas excelentes, sino que lo que más llama la atención son los muslos descubiertos de las palillonas, lo que atraen la atención de la mayoría de los allí presentes, principalmente jóvenes. Recordemos que uno de los problemas del exdirector del Instituto del Seguro Social, Mario Zelaya, fue su relación sentimental con una joven palillona, que le robó el corazón, y además, le compartió muchas de sus picardías en el desfalco de dicha institución.

La forma provocativa en que se visten muchas jovencitas estudiantes, han convertido los desfiles patrios en una pasarela de modas, con vestimentas que cada vez tiene menos tela, y que alteran los ánimos y morbosidad de muchos hombres, principalmente jóvenes, que no van a celebrar las fiestas nacionales, sino a deleitar su vista con los cuerpos provocativos de la mayoría de las señoritas que participan en dicho evento, que por cierto, son muchachas muy atractivas y selectas.

Uno de los fenómenos más grande de la época moderna, principalmente la sociedad occidental, es la pérdida del pudor por parte de las mujeres, las cuales visten de forma tan provocativa, que  se han convertido en objeto de seducción, enfermando aún más las mentes de muchos jóvenes que por influencia de la pornografía, han depravado sus pensamientos, y son arrastrados por las pasiones juveniles, por lo cual muchas veces seducen a las señoritas para acostarse con ellas, para después abandonarlas, dejándolas premiadas con un hijo, fruto de una pasión momentánea en una sociedad que cada vez es más promiscua. Esto ha originado en Honduras la triste realidad de que un 45% de los niños que nacen son hijos de madres solteras. Estos niños sin padres, entran al grupo de riesgo, para vivir una adolescencia conflictiva, porque el 95% de los que caen en drogas y pandillas proceden de hogares disfuncionales.

Cuando las mujeres visten provocativamente, en un mundo de hombres enfermos sexuales, las muchachas corren el riesgo de ser violadas o abusadas por enfermos mentales, los cuales abundan en nuestros tiempos. Además, las celebraciones de las fiestas patrias deberían tener el folclor nacional, con esos vestidos típicos del país, así como su música autóctona, algo que cada vez es más escaso en los eventos patrios.

Las marchas de guerra, más la música folclórica y los valores nacionales deberían ser los símbolos de estos eventos, y el Ministerio de Educación debería recomendar a los institutos y colegios evitar el uso de modas provocativas, que convierten estos eventos en un desfile de modas y no es una evocación al pasado histórico de nuestros valores. Fueron pocas las bandas o grupos musicales que entonaron música folclórica hondureña. Más bien dominaron los ritmos extranjeros de música sensual y popular. Además se vio cómo los colegios e institutos competían para demostrar quién tenía las chicas más guapas y el vestido más provocativo, así que no cabe duda, el desfile patrio del 15 de septiembre parecía una pasarela de modas, bien provocativa.

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