No hubo tal rechazo internacional

Por: Ricardo Alonso Flores

Siento tener que referirme a este tema, porque involucra a un joven exaspirante a la candidatura presidencial de su partido y con cuyos padres me vinculan desde hace largos años, sólidos vínculos de amistad.

Entiendo que estamos en plena campaña política, cuando se exageran algunos hechos, se inventan unas cuantas historietas y se sacan conclusiones erróneas de cualquier hecho. Lo malo es que venga de alguien que por su juventud, tendría que haber asumido un criterio diferente y no inferir como cierto lo que no sucedió.

Durante la comparecencia del Presidente Juan Orlando Hernández ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, se dice se retiraron varios delegados, lo que fue interpretado como un repudio a su régimen, a su aspiración reeleccionista y llevando más allá la idea dio a entender que en caso que el pueblo hondureño decida darle sus votos y convertirlo nuevamente en Presidente, se produciría una especie de boicot, de aislamiento diplomático y cerrarle las puertas a Honduras como sucediera en 2009 cuando se ensañaron el detestable Insulsa en la OEA y el odiado Miguel Ángel Moratinos, que se encargó por activa y por pasiva de ponernos mal con la Unión Europea.

Estos funestos personajes fueron responsables, de ese aislamiento a Honduras, con la complicidad de algunos hondureños que desempeñaban cargos en organismos internacionales. Esa es la verdad.

Creo que quienes hemos conocido el modus operandi de estos organismos, saben bien que los delegados y sus asistentes, en estos largos y tediosos días en ciertos momentos no tienen el  menor deseo de permanecer en sus asientos, por distintos motivos.

En este caso, pudo haber sido el interés de conocer las últimas noticias de los lamentables sucesos de México, que conmovieron a la humanidad. Otro, en ese período se suelen programar distintos eventos, desde recepciones, cenas, actos culturales, sin perder de vista los estragos que estaba causando a esa misma hora el huracán María en el Caribe.

Y también, hay que relacionar la situación geográfica. No es lo mismo lo que puede llamar la atención a un latinoamericano afín a Honduras, que la que puede despertar en otras latitudes de la tierra lo que aquí sucede.

Hay además otra razón  y es que los discursos suelen distribuirse ya traducidos a las lenguas oficiales de Naciones Unidas y estos se envían por si se considera interesante a cada Cancillería.

Este organismo no es un termómetro de aprobación o de repudio internacional, sino un foro de discusiones, donde cada cual expone lo que le conviene.

Tampoco sirve para valorar condiciones democráticas, porque no lo es. Pongamos por caso que se llegara a presentar el singular personaje de Corea del Norte que dice destruirá a los Estados Unidos cuando le venga en gana.

Estoy seguro que la curiosidad tendrá el salón de sesiones hasta la bandera y no se trata de un estadista notable, ejemplar que lucha por el bienestar de su pueblo, sino todo lo contrario.

Eso no significaría que el mundo entero aprueba sus bravuconadas, pero lo estarán escuchando con suma atención por si se pudiera sacar alguna conclusión de sus palabras, de sus gestos.

Y se me viene a la memoria una ocasión en la que fui invitado como periodista por el entonces canciller don Eliseo Pérez Cadalso a Bolivia. Entonces, las sesiones duraban diez días y se discurseaba hasta las once de la noche. Se podrán imaginar cómo estábamos los pocos asistentes a esas horas.
Pues eso es ni más ni menos lo que pasa. Si gana Juan Orlando, no faltarán delegaciones de muchas naciones del mundo, como de costumbre.