Si te acuerdas…

* Hoy recordamos que un 18 de septiembre -como la fecha que recién acaba de pasar- pero de 1974, nos azotó el huracán Fifí. Pero lee. Hay más cosas buenas que malas que nos dejó un ayer…

Buenos días mis amables lectores. Son ustedes los que aportan los temas variados que ofrecemos en estos reportajes sabatinos.

Diversos tramos de la historia les traemos hoy en la que pintamos parte de nuestra niñez y adolescencia cuando gozamos todos de una relativa tranquilidad. Y como ya hemos escrito muchas veces, se comparte que quizá fueron mejores, sin tanto sobresalto, y seguiditos, como los que sufrimos hoy, que hasta le han quitado la sensibilidad a más de alguno.

DESAFIANDO

Travesuras. En las tertulias entre amigos se recuerda que en aquellos años desafiábamos hasta la existencia -sin aún tener consciencia del peligro que nos acechaba- deslizándonos sobre cartones por la empinada cuesta Lempira. Ya en esos tiempos pavimentada.

Y es que en esa época por esta legendaria cuesta los vehículos transitaban en doble vía. De abajo hacia arriba y viceversa. Es de sobra imaginarse que no dejaban espacio para las intrépidas maniobras que hacíamos con los amigos y compañeritos de la escuela, en ese entonces República de El Salvador (hoy 14 de Julio) de barrio El Bosque y la Escuela Panamá del barrio Buenos Aires.

A estos se sumaban los vecinitos del La Leona, El Edén, La Cabaña y barrios cercanos de esta zona.

Con todos compartíamos otro “parque” de diversión. La no menos empinada cuesta “del perro ahorcado” que une a El Bosque y Buenos Aires. También permitía la doble vía, la que se conserva hasta hoy.

Con nuestros cartones “deslizadores” tomábamos tremenda velocidad y la adrenalina -que ni habíamos oído esa palabra- era total. Una emocionante “guinda” abajo, como decían las abuelas.

Ante los regaños de nuestros padres, porque el peligro de ser arrollados por un mastodonte convertido en bus, era inminente, muchos desistimos. Porque los castigos eran severos en esos años que los padres infundían respeto y se acataban sus órdenes. Que de pasito, otra de las “cosas” que se ha perdido hoy.

Parque La Leona. Pasado y presente.

AHÍ POR LA LEONA

Después de haber cumplido con las tareas escolares, ya en los fines de semana se miraban chicas y chicos en el parque La Leona dando rienda suelta a su felicidad deslizándose sobre patines en su pista de futbolito o de básquetbol. Esto cuando no habían “potras”. O en su redondel en bicicletas.

Los que no teníamos estos “chunches”, echábamos mano (y pies) a nuestros “cartones deslizadores”. Pero como ya se nos tenía prohibido y luego vinieron de moda las patinetas, nos pasamos a estas.

Unos las tenían a la moda y los que no, les dimos forma con madera y sobre balineras. Manejábamos la dirección con lazos a ambos lados y con frenos… también de madera (¡!).

Después, todos nos encaminábamos hacia el “don” de las paletas y los “raspados” de hielo molido con jalea de diferentes sabores. A comentar las experiencias de las “piruetas” que hacíamos para que las chicas nos vieran.

Los partidos de futbolito y de básquetbol en esta cancha eran emocionantes. De aquí surgieron muchos deportistas de estas dos ramas que llegaron a ligas superiores en su especialidad. Incluso vistieron con orgullo la camiseta de la selección nacional.

Aquellas patinetas del ayer.

REFERENTES Y…

En básquetbol, “Los Leones” fueron los referentes de La Leona”. Brindaron tremendos espectáculos en el desaparecido gimnasio Rubén Callejas Valentine. Inclusive deportistas que también se dedicaron al atletismo como Venancio Ponce y su hermana Eugenia, lamentablemente ya fallecida.

Otros brillantes exponentes en el atletismo de esta zona lo fueron Carlos Arturo Ávila y Raúl Lanza, vecinos nuestros en barrio El Bosque. Venancio junto a Clovis Morales, Ávila, Lanza y Joaquín Escoto fueron de los fundadores del atletismo. También vivió en barrio La Leona, Hipólito López, otro de los grandes de este deporte.

Una juventud sana derivada -como consecuencia- de un ambiente más sano en aquellos dorados tiempos.

Muchos momentos felices. Pero ya entrada la juventud experimentamos cosas tristes junto a toda la familia hondureña. Un 18 de septiembre -como la fecha que recién acaba de pasar deshojando el calendario- pero del año 1974, nuestro suelo fue presa de un desastre natural. El huracán Fifí.

Azotó la región norte de Honduras causando pérdidas humanas. Muchos damnificados y destrozos en cosechas e infraestructura. Provocó luto y dolor.
El 16 de septiembre la depresión se intensifica a «Tormenta Tropical» con nombre de seguimiento «Fifí». Gana fuerza y alcanza las costas de Honduras y Guatemala, ya con categoría 2.

Ese fenómeno climatológico ocurrido hace ya 43 años, es considerado como uno de los más devastadores y con mayor fuerza destructiva en el siglo XX, hasta el paso del huracán Mitch en 1998.

Ayer y hoy. Empinada cuesta Lempira.

PARA TERMINAR

Y volver a revivir cosas agradables, retrocedamos una vez más a aquellos días… después de las potras, helados y patinetas. Regresábamos contentos a casa a leer pasquines como Batman y Robin, Supermán, etc. A ver en la tele “Combate”. Y observar afanada a nuestra madre y abuela “coser” en su vieja máquina Singer.

Luego a la oración y cenar juntos. No había celulares, laptop, Xbox, tablet y otras “vainas” que interrumpieran la constante comunicación, calor y amor de familia… de aquellos dorados tiempos…

Y por hoy hasta aquí. Hemos dejado OTRA HUELLA imborrable de tiempos idos. Que no volverán.

FELIZ SABADITO. QUE DIOS NOS CUIDE A TODOS.
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La legendaria. “Cuesta del perro ahorcado” que comunica a los barrios El Bosque y Buenos Aires.
Todavía. En algunos parques como en La Leona, se dejan ver los paleteros y vende minutas, los fines de semana.
“Combate”. Esta serie de TV era el deleite de los cipotes de aquellos años cincuenta y sesentas.