Cómo influye en ustedes…

Cómo influye en ustedes la publicidad? La publicidad es necesaria para el desarrollo del comercio, para vender productos, construir una carretera, ofrecer un trabajo, en fin la publicidad nos orienta en muchos aspectos de la vida cotidiana, mientras su influencia no sea nociva para nuestras vidas, o sea que nos convierta en personas compulsivas con la publicidad que habla de descuentos en tiendas y almacenes, así realmente rebajarán el 70% ó 50% las tiendas quebrarían. Cúal sería su utilidad?, o sea que nos venden paja de la extrafina.

Un simple ejemplo, la salsa de tomate. Usted encuentra de esa salsa en diferentes presentaciones, de distintas marcas, todas son de tomate, no hay para dónde. Usted tiene ante sus ojos diez marcas de salsa, no titubea al escoger, se va directo a la sala que más anuncian en los medios, o sea que  existe una especie de control mental o sublimal en los anuncios comerciales para que su mente se vaya directo al producto más publicitado.

Esa práctica ha dado como resultado un consumismo exagerado por artículos o productos que la gente ya tiene en casa, los compradores, hombres y mujeres se convierten en compulsivos. El ama de casa está pendiente de la quincena o del mes cuando el esposo recibe su salario para ir a hacerlo tucos. Hay mujeres que les vale charra no pagar los servicios básicos pro volar a la tienda donde se están ofreciendo descuentos increíbles. Hace algunos años en un centro come3rcial se ofrecieron descuentos “de miedo”, se armó un molote sin precedentes, la gente se agarró a los cachimbazos, los aprovechados se güevearon los televisores, ollas, estufas, refris y hasta que  llegaron las autoridades pudieron detener aquel alud de gente.

En otro almacén se ofrecían las ventas de noviembre “gran liquidación” pero no dijeron si era liquidación de productos o de personas. Ahí sí se descompuso la babosada, mujeres que se agarraron de las greñas por un calzón o por un brasier, dientes postizos y zapatos de las compradoras por el suelo, y ya se imaginan el caos. Raros y contados eran  los hombres que compraban y que tuvieron que salir a mil antes que los agarraran a golpes. Eso demuestra de lo que es capaz el control mental que ejercen los anuncios de “lléveselo todo”.

Miré salir a una señora abrazando un jarrón que tenía un ojo gacho y amoratado, echaba sangre de la nariz y tenía una oreja como reventada: “Je je je, se lo quité a esa vieja pendeja, yo creo que la patearon porque cayó al suelo je je je je. Iba feliz con su jarrón, otra venía montada y a pie, o sea solo con un zapato y llevaba una silla sobre la cabeza. Una mujer que andaba un tierno entre sus brazos llevaba dos paquetes de pañales y una cortina, pero el bebé presentaba un gran chichote en la frente. Todo por la compulsión de comprar en el “baratillo del año”. De remate y para desgracia de los compradores compulsivos ya se practica aquí el “noviembre negro”, que lo llevan a cabo en los Estados Unidos, un día de noviembre donde todo es barato.

Llegó la ambulancia por una doña ya entrada en años que se había desmayado: “Es la presión”, “como que va con infarto”, “la apretaron como chorizo”, una embarazada fue llevada de inmediato al hospital: “Ese cipote le va a nacer ñato, yo vi cuando la apretujaron”. Una doña  salió pelona. No sabe quién le voló la peluca. El único hombre que miré salir tenía la camisa rota por todas partes y arañazos en el rostro, los brazos y la espalda: “No quiera Dios, casi me matan”. O sea que “los baratillos” salen caros.

Hace algún tiempo instalaron una venta de ropa usada clasificada en centros comerciales y hasta en Islas de la Bahía, los precios eran buenos, pero como ya descubrieron esa vena de la compulsión le han subido exageradamente a todos los artículos, camisas, blusa/vestidos, pantalones, zapatos, etc. Esas tiendas acostumbran llevar productos los fines de semana y hay personas que hacen turno desde las tres de la mañana para llevr la mejor ropa usada, hay quienes se escapan de matar por una blusa.

Lo bueno de todo esto es que nos deja una lección. Saquemos cuenta de la ropa que tenemos en casa y nos daremos cuenta que Dios nos ha provisto de lo necesario, que no hay necesidad de matarse o pelearse por alguien por un trapo usado. Hay que dedicarle tiempo a las cosas prioritarias y tratar de conservar el dinero para las cosas urgentes del hogar. Si usted gasta el pago de la luz, agua, cuota de la casa, del vehículos, etc. en esos baratillos se quedará en jon y a lo mejor quitando prestado y haciéndose de enemigos. Compre solo lo que sea necesario.