Legado ejemplar de una ilustre mujer siguatepequense

Por José A. San Martín
Cnel. de Av. ® Lic. CCAAMM

“No soy muy expresiva en estos casos”, decía la abogada Reina Gladys Castañeda ante los presentes en la iglesia El Carmen de Siguatepeque, “pero solo Dios sabe cuánto sufre mi corazón por el fallecimiento de nuestra hermana menor, Edith”. Y es que muy temprano este pasado sábado 23 de septiembre (2017) dejó de existir esta gran mujer, hija distinguida de Siguatepeque, que se aferró a la vida luchando hasta el último instante para superar esa terrible enfermedad cancerígena que abate principalmente al género femenino. Nos referimos a la ilustre dama Edith Alis Castañeda Laínez, hija menor de la familia Castañeda Laínez, muy conocida en esa ciudad por sus dotes profesionales de rectitud y honestidad.

Hija de Elías Castañeda y la recordada maestra de generaciones, Bertha Laínez de Castañeda, ambos gozando de la paz del Divino Creador, Edith abandona este mundo dejando un legado digno de admiración que ha merecido el reconocimiento, más que bien ganado, de las autoridades municipales por su labor en favor de la ciudad y sus habitantes. Sus esfuerzos profesionales datan desde la existencia de la Escuela Nacional de Ciencias Forestales (ESNACIFOR), hoy convertida en la Universidad de Ciencias Forestales, donde comenzó a ganarse el respeto, estima y admiración por sus virtudes de responsabilidad y dinamismo, además de su espíritu vivaz. Tal fue su desempeño que logró darse a conocer en el ambiente político de Siguatepeque y del departamento de Comayagua, como una mujer de mucho valor y potencial. Es así que decide formar parte de las filas del Partido Nacional de Honduras, quien, conociendo de sus capacidades, la acoge y le asigna responsabilidades como regidora municipal y con la actual Corporación Municipal encargándole la importante función de atención a la mujer, para ventilar los problemas que enfrenta este género en la región de la meseta central.

Muy importante y emotivo fue el homenaje que la actual Corporación Municipal, presidida por don Juan Carlos Morales Pacheco y la anterior, le dedicaron a doña Edith Castañeda en las instalaciones municipales y donde la población, amigos y compañeros de trabajo lograron despedirse con el saludo y cariño que solo los ganan las personas que han demostrado su don de gente, de humildad y determinación en sus decisiones, amigable compañera, leal y honesta, perseverante y ejemplar. Ese es precisamente el legado que Edith Castañeda ha dejado a la ciudad de Siguatepeque, a sus familiares, descendientes, amigos y compañeros. Su vida, o rasgos de ella, fueron expuestos magistralmente por su hermano, el profesor Eliud Castañeda Laínez ante la nutrida presencia de familiares, amigos y empleados de la Corporación Municipal; mismo lugar donde su esposo, el profesor Efraín Duarte recibiera los reconocimientos de que fue objeto la difunta por parte de las autoridades municipales y los representantes locales del Partido Nacional de Honduras, destacando su importante labor en favor y nombre de dicho partido político.

Por existir lazos familiares, personalmente conocimos a Edith Castañeda desde toda la vida, y podemos decir con verdadero conocimiento de causa, que siempre se caracterizó por ser una mujer con un excepcional sentido de justicia, de determinación; a pesar de ser alegre y amena, decía lo que sentía, reconocía sus errores, y siempre se esforzaba por lograr sus metas y objetivos profesionales y familiares. En su hogar se manifestaba como la madre y esposa en donde sus razonamientos y conductas influían con decisión en la forja de valores basados en el respeto y la buena conducta. Supo, admirablemente, conducir su hogar con el apoyo incondicional, hasta el último instante de su vida, de su esposo Efraín Duarte.

Al frente de la Oficina de la Mujer, en la organización municipal, se ganó no solo el cariño y admiración de sus compañeros de trabajo, también supo proyectar los valores que dignifican a la mujer, aprovechando incluso su enfermedad para motivar a la mujer en los cuidados imprescindibles sobre esta particular condición de la salud femenina.

Sus hijos: EfraínAlberto, Alis y María Eugenia se destacan como personas de bien, profesionales, que sienten, con mucho orgullo la labor, y el compromiso de valorar y hacer honor al legado de su querida madre, y del reconocimiento público de que ha sido objeto. Sus hermanos, Obed, Eliud, Reina Gladys, Suyapa y Betty, al igual que nosotros, primos y demás familiares y amigos, igualmente nos sentimos orgullosos de haber formado parte del derredor circundante del legado ejemplar que dejó esa gran mujer, hoy hija ilustre de Siguatepeque: Edith Alis Castañeda Laínez (QDDG).
Deseamos expresar nuestra gratitud a las autoridades municipales y del Comité Local del Partido Nacional de Siguatepeque, por haber hecho oficial su reconocimiento a la labor pública y partidaria de esta ilustre hondureña.