La familia, según Kore-Eda

José María Leiva Leiva.

Hirokazu Kore-Eda, es un prestigioso director japonés. Sus filmes siempre hablan de la familia, de las relaciones entre sus miembros. Y lo hace a través de un retrato pormenorizado de intimidades y sentimientos impregnados del costumbrismo que se vive en el país nipón. Elementos que en su conjunto hemos podido apreciar, como sustento primario, en los cinco filmes, que en orden cronológico, se describen a continuación:

En “Still Walking” (Caminando), rodada en 2008, Kore-Eda construye a fuego lento, una delicada crónica familiar que refleja la unión y las desavenencias –léase amor mezclado con rencor-, que mantienen entre sí miembros pertenecientes a tres generaciones distintas. Su argumento gira entorno a dos hijos (hombre y mujer), con sus respectivas familias, que un caluroso fin de semana vuelven a la casa familiar en la costa para visitar a sus ancianos padres, y de paso conmemorar la trágica muerte de su hermano mayor, en un accidente ocurrido tiempo atrás en el mar.

“Air doll” (Muñeca de Aire, 2009) es considerada por la crítica como una suerte del filme español “Tamaño Natural”, que Luis García Berlanga rodó en 1973. “Una comedia melancólica y poética, donde los elementos de fantasía a la nipona se entremezclan con preocupaciones habituales del director como la soledad y la búsqueda del amor”. «Una rareza cinematográfica de factura bellísima, de ideas arriesgadas, provocadoras y emotivas y de interpretaciones precisas». «La puesta en escena es magistral, con silencios que dicen más que la mayoría de diálogos y elipsis tan expresivas como necesarias”.

Narra la historia de Nozomi (Doona Bae), una muñeca hinchable de tamaño natural que vive en un modesto piso de Tokio. Ella es la única compañera de su amo, un ermitaño sujeto de mediana edad. Este señor habla con ella, la baña y la peina, y le hace el amor todos los días. Sin embargo, la rutina de esta insólita pareja se rompe cuando la muñeca cobra vida y se atreve a salir al mundo exterior, donde descubre un mundo absolutamente extraño, nuevo…pero fascinante.

En 2013 llegaría “De tal padre, tal hijo”, acerca de un exitoso arquitecto obsesionado con su trabajo y el dinero. Su vida familiar es, por su parte, bastante tranquila: vive felizmente con su mujer y su único hijo. Sin embargo, todo va a cambiar de la forma más insospechada, cuando reciba una llamada del hospital donde su mujer dio a luz a su hijo seis años atrás. Aquí se les informa que al nacer su vástago hubo una confusión que hizo que el bebé que se les entregó tras el alumbramiento, no es en realidad su hijo biológico. Este fue entregado a otra familia. Ahora al matrimonio no le queda más remedio que enfrentarse a una difícil decisión: recuperar a su verdadero hijo, o seguir criando al pequeño que tienen en casa.

En “Nuestra hermana pequeña” (2015), tres hermanas, Sachi, Yoshino y Chika, comparten casa en la ciudad de Kamakura. “Al morir su padre, al que no han visto en 15 años, las tres viajan al campo para asistir al entierro y conocen a Suzu, su tímida hermanastra (Suzu Hirose). No tardan en encariñarse con ella y la invitan a vivir en la ciudad. Así empieza una nueva vida de alegrías y descubrimientos para las cuatro…

Con certeza, ya lo dijo la crítica, “los personajes están bien construidos, no son arquetipos, se trata de mujeres con caracteres muy distintos, pero todas con mucha fuerza que saben valerse por ellas mismas. Estos personajes son realzados por unas interpretaciones naturalistas y llenas de vida por parte de las cuatro actrices protagonistas (y también por el resto de reparto en roles más secundarios)”.

Así las cosas, “Sachi, la hermana mayor (Haruka Ayase), es enfermera en un hospital y cumple el papel de madre impaciente y regañona; Yoshino (Masami Nagasawa) es enamoradiza, dispersa y fiestera; Chika (Kaho) es relajada y excéntrica, y Suzu es una adolescente sonriente y poco expresiva que juega fútbol y que, cuando está en casa, no molesta ni se angustia”.

Finalmente citamos “Después de la tormenta” (2016), una historia de una familia disfuncional, en la que su protagonista Ryota (Hiroshi Abe, “Caminando”) es un hombre divorciado que sobrevive gracias a su trabajo como detective privado, pero se lo gasta todo apostando en las carreras. Por eso, está en la ruina y no puede ni pagar la pensión alimentaria de Shingo, su hijo de 11 años.

No obstante, un día decide recuperar el control de su existencia y toma la decisión de volver a ganarse la confianza de sus seres queridos, particularmente de su hijo pequeño. La situación no parece fácil, pero un día un tifón obliga a toda la familia a pasar una noche juntos en el apartamento de su envejecida madre (Kirin Kiki, “Una pastelería en Tokio”, “Caminando”), y por ende, se le presenta una oportunidad valiosa para unirse de nuevo a ellos.