Abuela de hermanas Vallecillo: «Sé que cuando muera me veré con ellas en el cielo”

A pocos días de que las dos hermanas de 11 y 15 años de edad, cumplan ocho meses de haber fallecido violentamente, en la comunidad de Las Vegas, Santa Bárbara, su familia recuerda como si fuera ayer los minutos de angustia, dolor y el temor que sintieron el día que desaparecieron, cuando salían de un negocio.

El caso de las tres niñas de las que no se sabía su paradero hasta que fueron abandonadas el domingo en el desvío a Peña Banca, abrió más las heridas de los parientes Vallecillo Muños, que aún no han encontrado consuelo por su pérdida.

«Sé que cuando muera me veré con ellas en el cielo; es la esperanza que tengo”, dijo entre lágrimas María Bernabé Bautista, abuela de las menores, quien era la que más pasaba tiempo con ellas, pues la visitaban a diario, ya que vivían cerca.

Manifestó que todo se lo deja en manos del Señor. “Él es el que pone la justicia, nosotros no pensamos hacer nada; Dios es Poderoso, él también nos va a dar fuerzas, porque eso nunca se olvida, es algo que no le deseamos a nadie”.

“Estamos alegres porque recuperaron las pequeñas… que así hubiera sido con las de nosotros”, dijo refiriéndose a las estudiantes de 12 y 13 años de edad, que en este momento están en un hogar temporal de la Dirección de la Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf).

A sus nietas las recuerda como unas niñas buenas, inocentes que iban a la iglesia. “Yo me imagino que ellas aún están vivas, ellas viven en el Señor, porque eran cristianas”.

Todos los días, la madre de las parientes, las visita en el cementerio de la comunidad y ayer no fue la excepción, aprovechando el Día de los Santos.

SUEÑOS TRUNCADOS

Los sueños de las menores eran ser doctora y licenciada, pero estos fueron truncados, el 27 de febrero, cuando fueron interceptadas por delincuentes que las subieron a un vehículo, frente a muchas personas que estaban en el lugar, pero que quizás por temor nunca se han atrevido ahacer algún comentario al respecto.

Su progenitora, Delmi Muñoz Vallecillo, relató a LA TRIBUNA que ese día como a eso de las 7:00 de la noche, luego de hacer trabajos de la escuela y colegio en la oficina donde ella labora, sus hijas le pidieron permiso para adelantarse a comprar unos lápices que necesitaban.

“Les pedí que me esperaran porque yo ya iba a salir, pero me dijeron que mejor se adelantarían y las dejé, porque era algo normal, pensábamos que era un lugar tranquilo y que nada les pasaría”.

Lo único que se informó “es que toda la gente vio cuando se llevaron a mis hijas, pero ellos tuvieron miedo de hablar”.

Comentó que “nunca hemos tenido problemas con nadie, por eso todavía tengo esa duda de por qué le hicieron eso a mis niñas, porque aquí crecimos y toda la gente conoce el tipo de trabajo que hacemos”.

Es bien difícil, ya la vida sin los hijos no es igual, ya no es lo mismo.

Pobladores de Las Vegas, Santa Bárbara siempre recuerdan a las hermanas, que vieron crecer y que eran vistas como un buen futuro para la comunidad.