El orden político en las sociedades en cambio (gobernabilidad, liderazgo y humildad)

Por: Hildemaro Infante
Consultor Gerencial, Docente y Escritor

El libro Orden político en las sociedades en cambio escrito por el científico social Samuel Huntington en 1968, es un clásico que se mantiene vigente. En su contenido desarrolla la tesis sobre la democracia como modelo de liderazgo que es inviable mientras los políticos no renuncien a la idea de comprar voluntades de sus ciudadanos con promesas y cultos a su persona. No es sustentable la creación de gobiernos democráticos amparados en subsidios y déficit. El Estado de Derecho no tiene la capacidad de dotar a los ciudadanos de los bienes básicos para su subsistencia, por el contrario, es la institución que, de forma óptima y justa, facilita el proceso para que cada quien pueda obtenerlo por su propio esfuerzo mediante un empleo productivo.

En el contexto de esta obra, Huntington desarrolla uno de los conceptos más influyentes de las ciencias políticas en los últimos 50 años: gobernabilidad. El científico plantea que “la diferencia política más relevante entre los países no es su forma de gobierno, sino su grado de gobierno”. (S. P. Huntington, 1968).

Huntington afirma que lo más peligroso para la democracia son las falsas promesas de igualdad y equidad, y solo suman la corrupción de los pobres con la ya existente corrupción de los ricos. Por consiguiente, las burocracias estatales no deben ampliar sus poderes, sino hacer más bien lo contrario: ser humildes y limitarse a facilitar la transformación de una sociedad tradicional a otra moderna y democrática.

La proliferación de líderes de gobierno y empresas populistas, apoyados en corruptas y costosas burocracias que utilizan recursos de las instituciones que lideran enfocándolas en ayudas que, luego, cobran con obediencia. De esa forma crean culturas becarias de ciudadanos dependientes del líder empresarial, o del Estado. En ese escenario, el culto a la imagen personal es el objetivo, sin importar que se endeude el futuro de las empresas o de las naciones. Esas fueron algunas de las lúcidas visiones del politólogo hace 45 años.

Un país o empresa que maneje modelos de liderazgo centrados en personas soberbias y carentes de humildad, corren el riesgo de vivir continuos vacíos de autoridad que se llenan temporalmente con carisma o fuerzas militares. Estos liderazgos descartan la idea de incrementar y mejorar conductas y capacidades para que los ciudadanos puedan valerse por sí mismos y se focalizan en el culto al líder, sin establecer compromiso con los resultados sino con las órdenes; el cuestionamiento es entendido como alta traición y la creatividad es penalizada. En este modelo de liderazgo la gente trabaja solo para el líder no con él. Aunque es difícil imaginarlo, este modelo de liderazgo se sigue practicando desde  una pequeña empresa familiar hasta en el gobierno de una nación.

En situaciones complejas aparece la desesperanza y se potencian las creencias mágico-religiosas como respuesta a los problemas, por ello en las redes sociales le han dado cada vez más protagonismo a los astrólogos, consultándolos para todo, hasta para predecir el futuro de las naciones, alcanzando algunos de ellos una gran notoriedad. Desafortunadamente en nuestra región no somos muy asiduos de la lectura, por lo que no nos hemos percatado que leyendo a Huntington se puede entender que un líder verdadero es humilde, no usa los recursos de las dependencias a su cargo para su beneficio personal, promueve la creatividad y productividad de las personas porque entiende que la mejor acción que se puede hacer para favorecer a un ser humano, es permitirle hacer lo que son capaces de hacer por ellos mismos.