Por: Dr. Horacio Ulises Barrios Solano
Premio Nacional de Ciencia “José Cecilio del Valle”
“Las cooperativas fungen como catalizadores del crecimiento no solo económico sino también social”, enunció Cynthia Giagnocavo, investigadora de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Almería; siendo Honduras miembro de la Organización Internacional del Trabajo en los planes de gobierno de los presidenciales en la próxima justa electoral ignoraron la Resolución N° 193 tocante a las cooperativas, pues de seguir así el país no podrá salir del ciclo perverso de la pobreza (mayo 10 de 2017 Criterio.hn según FOSDEH).
Las Pymes tienen como opción el cooperativismo, pues es un sistema económico y este es herramienta idónea para erradicar la pobreza y tiene las respuestas que la sociedad está necesitando y otros no saben o no supieron dar, sin embargo, para avanzar en ese protagonismo nos faltan mayores grados de visibilidad y lo principal, voluntad política de quienes “tienen el sartén por el mango y mango también”, y también de la clase política que aspira por ostentar el poder, porque el cooperativismo tiene como finalidad la justicia y es, de un modo natural, la alternativa más plausible y factible que tenemos al modelo de empresa capitalista, porque las expresiones “libre empresa” y “libre mercado”, utilizadas en la definición del capitalismo, son vocablos del lenguaje filosófico que del económico; la libertad no está en las empresas ni en los mercados y está en las personas o no está, aunque este ideal se omite con demasiada frecuencia entre muchos cooperativistas, que no aceptan que es posible la coexistencia de la ayuda mutua y el lucro, pues se propugna por un sistema económico más justo y una organización empresarial más humana. Asimismo, por los principios y los valores que definen la empresa cooperativa, esta constituye no solo la vía democrática para presionar al individuo a constituirse como sujeto ético, sino también un límite legítimo a la libertad individual en la medida que confronta el trabajo social, comunitario y a la polarización de nuestras sociedades entre una élite capitalista y una población sometida a los dictados de los más favorecidos, ahora bien, fue “exclusión u olvido” en las propuestas de ellos, es mi opinión que lo primero, porque las Pymes tienen como opción al cooperativismo.
En este mismo pensamiento es loable decirlo que varios graduados de Masters en Administración de Empresas con énfasis en Finanzas (UNAH-POSFACE), que me tocó revisar y luego examinar, escogieron como tema para su tesis de maestría: El cooperativismo en general y uno en particular, porque abordó magistralmente la constitución de una cooperativa cafetalera en donde enunció que “los productores de café generan riqueza y administran pobreza” (Central de Cooperativas Cafetaleras de Honduras), eso lo menciono en vista de que el nudo gordiano para esta penosa situación que viven los caficultores tierra adentro, es que el aromático se lo venden a los “coyotes” y en esa tesis él detecta el eslabón nocivo en la cadena de valor y estima que si en esa localidad hubiese una cooperativa el problema quedaría subsanado.
Recuerden dilectos lectores, que toda acción tiene una reacción y la mía fue escribir este artículo, obviamente después de haber leído 3 artículos y 1 editorial publicados por el Diario “LA TRIBUNA” de Honduras: a) El síndrome de Penélope, patología de la clase política; b) Los precios del café (editorial); c) El síndrome de Hubris; y d) Los candidatos presidenciales y “El violinista en el tejado; y en mi opinión en ellos (4) veo la perspectiva de lo que debieron incluir y excluir los candidatos en sus ofertas políticas, como ciudadano dispuesto a ejercer el sufragio, si Dios me lo permite, desde luego.
Concluyo con lo que nos legó Ernest Hemingway: “El secreto de la sabiduría, del poder y del conocimiento es la humildad” y Marco Tulio Cicerón: “Cuanto más altos estemos situados, más humildes debemos ser”; pero estimo que sería un ruin no referirme al presidente uruguayo, Pepe Mujica, que ha logrado convertirse en un ejemplo de austeridad, por su carácter campechano, por su sobrio rancho, por su Volkswagen del año 1987 y, también, por su modestísimo vestuario. Tanto es así que ha sido definido en varias ocasiones como “el presidente más pobre del mundo”, sin embargo, para mí sería execrable no mencionar en ese mismo orden de ideas al presidente de Honduras Miguel Paz Baraona.
Como corolario de mi conclusión les sugiero muy comedidamente, si así lo estiman conveniente, que para su mayor comprensión de ¿exclusión u olvido? deben indefectiblemente leer los 4 artículos publicados por este mismo rotativo, ello no significa este artículo que esté escrito en clave.