Fusina, estrategia de paz y desarrollo para el pueblo hondureño

Mayor de Fuerzas Especiales
Ubaldo Félix Rodríguez Chinchilla

La actual estrategia de seguridad que ejecuta la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (FUSINA), a través de los operadores de justicia en Honduras, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Dirección Nacional de Investigación e Inteligencia, Ministerio Público, Corte Suprema de Justicia y el Instituto Nacional de Migración; que combaten a la criminalidad y sus orígenes, que por mucho tiempo afectaron a la población y la imagen de Honduras a nivel internacional, ya genera resultados positivos logrando cada vez más, la paz y el desarrollo que merece el pueblo hondureño.

La seguridad como un bien público en plena recuperación y constante reducción de sus amenazas, gracias a esta estrategia; considerada herramienta principal de las políticas de defensa y seguridad del Estado, planificación diseñada tomando como base el objetivo nacional No. 2 del Plan de Nación y Visión de País, una Honduras que se desarrolla en democracia, con seguridad y sin violencia; así como el órgano de planificación y conducción Fusina, hoy en día son reconocidos a nivel regional por sus logros, al reflejar Honduras indicadores positivos en evaluaciones realizadas por autoridades de la Organización de Estados Americanos (OEA) y del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, quienes destacan el liderazgo estratégico del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad y el comando de Fusina, al conducir desde el más alto nivel, en la dirección acertada a las instituciones que integran esta fuerza, con propósitos claros enmarcados en diseños operacionales como el Plan Morazán, el Plan Paz y Seguridad, que permiten como motivación para sus operadores la reducción de los índices delincuenciales y por tanto mejores estadios para el desarrollo en Honduras.

Uno de los mejores ejemplos identificados de la implementación de una estrategia efectiva y del liderazgo de Fusina fue la planificación, conducción y desarrollo satisfactorio de la operación “Arpía” reconocida a nivel latinoamericano por su sincronización y exactitud, ante un diseño operacional complejo, de alto riesgo, completa legitimidad y alcanzar objetivos estratégicos; que representaron cambios significativos en el accionar delictivo, al eliminar la comunicación y dirección de mandos criminales desde los centros penales a sus estructuras delictivas. La disuasión contra el surgimiento y la participación de nuevos integrantes en las asociaciones ilícitas, fortaleciéndose el sistema penitenciario, en su función en la cadena del proceso judicial que se aplica a quienes violenten la ley. Concluir con la situación de crisis que representaban el centro penal de San Pedro Sula y Támara al considerarse ambientes de ingobernabilidad, permitiendo privilegios, beneficios y comodidades para los infractores de la ley, que hoy al contar con centros penales de máxima seguridad fueron eliminados y reducidas las amenazas de corrupción que beneficien al privado de libertad.

Así como la operación “Arpía” el Plan Morazán, diseñado operacionalmente y derivado de una planificación estratégica del actual gobierno, incluye la reducción de las actividades del crimen organizado, recuperación de zonas controladas por maras y pandillas, permitir el libre ejercicio de actividades comerciales interrumpidas por la extorsión y la evasión fiscal. La implementación sistemas de control en aduanas y las fronteras nacionales conformando para ello escudos aéreos, terrestres y marítimos protegiendo al pueblo hondureño de la trata de personas, la migración ilegal, el tráfico de armas y el narcotráfico; amenazas reducidas por el accionar de Fusina al conformar interagencialmente Fuerzas de Tarea a nivel nacional.

Está planificación incluye además de las medidas internas, la coordinación e integración a nivel gubernamental e internacional para formar parte de sistemas de seguridad regionales en base a convenios y tratados. Esto ha permitido tener acceso a información e interacción en plataformas legislativas internacionales para el cumplimiento de extradiciones, órdenes de captura, patrullajes, privación o aseguramiento de bienes a nivel transnacional para evitar la migración de la crisis de inseguridad a los países vecinos. Se conformaron fuerzas binacionales como la Fuerza de Tarea Maya-Chortí entre Honduras y Guatemala, la Fuerza de Tarea Lenca-Sumpul con El Salvador y la operación Morazán-Sandino con Nicaragua; siendo la mejor forma de proteger la región, contar con la capacidad de combatir de forma regional el crimen organizado que amenacé a nuestras naciones.

Pero todas estas acciones de combate frontal contra las que se dirige esta estrategia, son sin duda posibles debido al compromiso de quienes integran Fusina y el fiel cumplimiento de medidas de control, auditorías internas y la respectiva certificación de su personal, aprobando pruebas de confianza, desarrollar el adiestramiento y observación para el respeto a los derechos humanos, para contar con niveles de confiabilidad que permiten operar con el menor riesgo posible de contaminación e infiltración.

Para concluir destacamos que los resultados positivos en materia de seguridad alcanzados hasta la fecha, son gracias al esfuerzo de los operadores de justicia de Honduras, Fuerzas Armadas, Policía Nacional, Dirección Nacional de Investigación e Inteligencia, Ministerio Público, Corte Suprema de Justicia e Instituto Nacional de Migración, que al integrar Fusina y contar con la conducción efectiva por un liderazgo operacional enmarcado en el Plan Morazán; diseñado para su cumplimiento, evaluación por resultados, ser efectivo a nivel nacional y regional por Fuerzas de Tarea y Fuerzas Binacionales. Estas acciones han sido reconocidas por organismos internacionales por sus logros, tales como la operación “Arpía” y la reducción de forma considerable de los índices de criminalidad. Estos resultados son una realidad que ofrecen al pueblo hondureño la paz y desarrollo que se merecen.