DEPORTADOS E INESTABILIDAD

LAS autoridades estadounidenses informaron que un total de 101 personas fueron detenidas en el Estado de Nueva Jersey dentro de una operación de cinco días contra inmigrantes en situación irregular. Según el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), el 88 por ciento de los arrestados son criminales convictos y tienen edades que van desde los 20 a los 71 años”. “Por nacionalidades, el mayor número de detenidos procede de la República Dominicana (18), seguido de México (15) y Honduras (8)”. Bueno, esos son los deportados por delitos y cuentas con la justicia. Pero ahora hay otras cifras de los que mandan de vuelta por cualquier otra razón. “Un total de 44,195 hondureños indocumentados han regresado a su país deportados en los primeros once meses del 2017”.

“En el caso de Estados Unidos, los hondureños indocumentados deportados al 30 de noviembre pasado suman 19,073, entre ellos 195 menores de edad”. “México ha deportado en el período de referencia, por vía aérea, a 571 hondureños indocumentados, 534 de ellos menores”. “Otros 24,395 hondureños, 3,614 de ellos menores, fueron deportados también por las autoridades mexicanas vía terrestre”. “Según cifras oficiales, en 2016 Estados Unidos deportó a 21,597 hondureños, mientras que 47,678 retornaron de México”. Así que estas cifras nos dan una indicación de cómo nuestros compatriotas inmigrantes en los Estados Unidos y los que no pudieron llegar a pasar la frontera y se quedaron estancados en México, continúan en el limbo, temerosos que en cualquier momento los agarren en un operativo y los devuelvan al país. Para estos connacionales, todo este bullicio electoral sale sobrando. Lo que les concierne es la situación actual de inestabilidad que padecen sin reales posibilidades de resolverse en el cercano futuro.

Todo indica que una vez que termine la prorroga de 6 meses concedida a los amparados por el TPS no habrá otra extensión. Esta es la última vez que la dieron. Mientras, en el Congreso norteamericano, no hay señales que su situación irregular vaya ser resuelta en los próximos meses, de manera satisfactoria. En Estados Unidos viven alrededor de un millón de hondureños, entre residentes legales e indocumentados, que han escapado de situaciones que afectan al país centroamericano como la violencia, los siniestros naturales y las precarias situaciones económicas en sus comunidades vulnerables. Sobre este tema al que nadie presta atención por estar absorto en estos álgidos acontecimientos de los cuestionados resultados electorales, nos hemos referido en otras ocasiones.

En nada contribuye la inestable situación de los mercados –lastimados por todas estas marchas y saqueos que sufrieron los negocios– en crear un clima que propicie la generación de empleo. Así que toda esta gente que regresa en realidad no tiene trabajo ni mucho menos esperanza de conseguirlo. Si en Navidad los comercios no incrementan sus ventas en los días que queden para la Noche Buena, no habrá manera que se puedan generar el próximo año apertura de oportunidades. Los que regresan llegan a nutrir el ya abultado batallón de los desocupados. Y los que ahora no pueden irse porque la entrada a los Estados Unidos se ha vuelto mucho más difícil que antes, solo suman a las altas tasas de desempleo. Estas son las desgracias de la inestabilidad política que genera un clima como el que se vive en estos momentos. Es la gente más vulnerable la que termina pagando las consecuencias.