Elecciones

Por: Rodolfo Guillermo Pagán Rodezno
Abogado y Notario
Máster en Derecho Empresarial

Varios días han transcurrido desde las elecciones generales realizadas el 26 de noviembre, sin que hasta la fecha se haya realizado la declaratoria oficial de los ganadores de las mismas. Si bien es cierto, la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas otorga al Tribunal Supremo Electoral, 30 días calendario para oficializar los resultados, no menos cierto es que cada día que transcurre lo único hace es alimentar  las sospechas y convertir estas elecciones en las más cuestionadas de la historia, reviviendo frases “tristemente célebres” como “elecciones estilo Honduras” o “República bananera”, todo a pesar de ser las más observadas de la historia.

Algunos hechos han venido a levantar suspicacias entre la comunidad nacional e internacional, como la tardanza del Tribunal Supremo Electoral, en dar a conocer los resultados preliminares el mismo día de las elecciones, ya que tardaron más de 9 horas para mostrar el primer corte del escrutinio; a diferencia de lo ocurrido en procesos anteriores, resultados que daban una ventaja de alrededor del 5% a favor del candidato de la Alianza de oposición contra la dictadura; tendencia que fue modificándose especialmente después de una misteriosa, inexplicable, injustificable “caída del sistema” utilizado en el proceso de escrutinio.

Condenables desde cualquier punto de vista los saqueos a distintos negocios y comercios, especialmente a micros, pequeñas y medianas empresas, muchas de las cuales han visto cómo el esfuerzo y sacrificio de muchos años se vino abajo por unos cuantos delincuentes quienes se aprovecharon de las protestas organizadas por la oposición para cometer dichos delitos.

Lo acontecido después de las elecciones ha provocado una nueva crisis, similar a la del año 2009, evidenciando que las heridas ocasionadas por el golpe de estado siguen abiertas, ya que nuevamente el afán reeleccionista, la ambición y la sed de poder están presentes, siendo prácticamente los mismos actores, aunque en distintos papeles, ya que la reelección, pese a las interpretaciones antojadizas de algunos, sigue siendo inconstitucional.

Independientemente del candidato que resulte ganador, es evidente que  el mismo tendrá grandes dificultades para gobernar, ya que el respaldo popular de ambos es inferior al 50%, lo que vuelve a poner en escena la opción de una segunda vuelta para futuras elecciones, y por el hecho de que la población está ávida de cambios y respuestas a sus principales problemas, además de que la gran mayoría lo que quiere es vivir en paz, y percibe que esta crisis terminará resolviéndose como siempre: Por medio de arreglos entre los políticos.

Resulta imperativo una reforma integral al proceso eleccionario, que abarque la integración del Tribunal Supremo Electoral, ya que nominalmente los magistrados que lo integran no representan partidos políticos, pero la realidad es otra, ya que empezando por su actual presidente, ha sido un reconocido activista y candidato a cargos de elección popular del partido de gobierno, lo que viene a poner en entredicho su imparcialidad. De igual manera el manejo de las credenciales, especialmente por parte de los partidos políticos con menos caudal electoral, los que en muchas ocasiones ni siquiera tienen personas suficientes para estar presentes en las mesas el día de las elecciones.

Sin duda que debe respetarse la voluntad del pueblo, al fin y al cabo de ese pueblo emana la soberanía, sin embargo, para eso debe existir transparencia e imparcialidad por parte de las instituciones encargadas de manejar el proceso de elecciones, incluyendo las instancias en las que se resolverán las impugnaciones y las acciones de nulidad y los recursos de amparo que contempla la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, incluyendo el Tribunal Supremo Electoral y la Corte Suprema de Justicia, aunque según lo visto hasta ahora, “por lo civil o por lo criminal” lo de los 50 años en el poder parece que va en serio.

El llamado es a los líderes del país, que en algún momento dejen de lado sus intereses y ambiciones, y piensen en el interés de la nación y resuelvan la crisis en la que han metido a Honduras. Soñar no cuesta nada.

“El político se convierte en estadista cuando comienza a pensar en las próximas generaciones y no en las próximas elecciones”.

Winston Churchill

Dios bendiga a Honduras y su gente.
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