ANTE EL CONSEJO PERMANENTE

El propietario de la empresa internacional contratada por el TSE para el procesamiento y la transmisión de resultados de las elecciones, después de la visita que hizo al Secretario General de la OEA, donde aquel le ofreció “corregir lo que tuvieran que corregir”, acaba de enviar otra carta al uruguayo anunciando que en pocos días tiene listo el legajo de documentos, respaldados con contundentes argumentos, para presentar al Consejo Permanente. Ya es de público conocimiento que ese informe de la MOE –aparte de los alegatos de “fraude” lanzados por los partidos de oposición– fue instrumental para generar desconfianza sobre el resultado electoral. Pese a que el TSE siguió a pie juntillas todas las recomendaciones contenidas en el primer informe de la MOE –incluyendo la revisión pormenorizada de miles de urnas con el conteo de voto por voto– con el ánimo de disipar las dudas, los técnicos de la OEA se hicieron de la vista gorda.
Raro que ello ocurriera cuando la Misión de Observadores de la Unión Europea, que también monitorearon tanto el conteo inicial y presenciaron con expertos las revisiones, llegaron a una conclusión totalmente distinta. Ello es que, concluido el escrutinio final, no hubo incidencia alguna que cambiara el resultado oficializado por el TSE. En una conferencia de prensa, el propietario de la prestigiada empresa contratada por el TSE para la transmisión de los resultados, sugirió que detrás de todos esos informes y de las dudas anidadas por los observadores y los técnicos de la OEA, había una “agenda oculta”. Aquello fue agravado cuando al uruguayo, contraviniendo la Constitución hondureña, se le antojó la disparatada ocurrencia de repetir las elecciones. El representante de Honduras ante el organismo regional ha dicho que el uruguayo no midió el daño causado al país, ni la polarización de la sociedad, ni los actos violentos que se suscitaron por su desatinada propuesta de repetir las elecciones. Al dejar abierta esa posibilidad de repetir los comicios, los grupos inconformes arreciaron la convulsión a manera de medida de presión. Theodore Dale Vukanovich dice en su nota:
“El informe de la MOE, correspondiente a la auditoría del sistema de información del procesamiento electoral, efectuado sobre la base de la información sobre los hechos falsos, conclusiones erradas, supuestos y conjeturas tendenciosas, aunado a una metodología de trabajo, que en general, irrespetó los más mínimos principios y normas generalmente aceptadas a nivel mundial para la realización de dicho proceso, no se contrastaron, ni se discutieron ni se informaron preliminarmente los hallazgos ni los hechos mencionados (condición mínima de un proceso de auditoría), evitándole a la MOE contar con insumos fundamentales en su proceso de análisis y consiguiente, originando, como le demostraremos, conclusiones erradas y, más grave aún, supuestos que se caracterizan en el informe de auditoría, como conclusiones”. “Esto sumado a que estas declaraciones sin sustento, dentro de los informes MOE, ponen en duda la responsabilidad y seriedad de un órgano como la OEA que, lejos de generar certidumbre con una auditoría acorde a estándares internacionales, crea interpretaciones sesgadas, sobre la base, como hemos dicho antes, de un informe de auditoría que se descalifica por los hechos falsos mencionados y que se explicarán de manera detallada en el informe que haré llegar el viernes próximo”.