Por José Antonio Pereira Ortega
Coronel ® japo916@yahoo.es
Antes que nada, aclaro que quisiera estar equivocado respecto a la opinión que hoy me dispongo a compartir, pero los indicios de la situación generada por la proposición inapropiada y precipitada del señor Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), don Luis Almagro, llamando a “realizar nuevos comicios en Honduras ante la imposibilidad de determinar un ganador”, apoyado en un informe preliminar generado por la Misión de Observación Electoral de la OEA (MOE), el cual resume en calificar que el proceso fue de “baja calidad, carente de integridad, y por ende no puede afirmar que las dudas sobre el mismo estén esclarecidas”.
Haciendo suyo lo expresado en el informe de la MOE-OEA, el señor Almagro además de la recomendación aludida a celebrar nuevos comicios, se apropia del sentimiento de víctima del pueblo hondureño y expresa “es el único camino posible para que el vencedor sea el pueblo de Honduras”.
En su precipitación este señor, desestima que con su expresión, estimulaba las presunciones de los simpatizantes del partido reclamante a continuar en las calles con los actos violentos, el vandalismo, los saqueos al comercio y la destrucción de edificios privados y la infraestructura vial, socavando así la seguridad y el orden público en el país, y poniendo en riesgo la integridad física y la libre movilización de las personas.
En lo que a mi opinión concierne, voy más allá de lo expresado y de señalar que fue articulada de manera apurada, hasta podría creer sesgada si tomamos en cuenta que ese informe “era preliminar” y como en el mismo se expresaba: “No se encontraron indicios de manipulación del SIEDE con dolo”, cabía entonces por lo sensitivo del asunto, esperar el informe final y proceder de acuerdo al procedimiento de la OEA, es decir someterlo al conocimiento del Consejo Permanente, recalcando que esto no era pertinencia ni competencia del Secretario General, quien además encadena otro error al invitar a la sede de la OEA al candidato de la Alianza de Oposición, ingeniero Salvador Nasralla, (así lo declaró el mismo Nasralla a la prensa al momento de salir hacia Washington).
A todas luces puedo creer que esa “ligereza” obliga intuir una mal calculada maniobra del señor Almagro, que además de inclinarse a favor de una de las partes, puso en peligro la seguridad de los hondureños en su integridad física y de sus bienes, pues ya para el momento, antes de la misma, los ánimos de los violentos reclamantes se habían apaciguado y reiniciaron con mayor ímpetu y agresividad al escuchar y leer la proposición del Secretario General, que por si fuera poco fue emitida por su Twitter y no en comunicado oficial como se estila en este tipo de acciones.
Por supuesto, su actuar tiende a la confusión al promover esas acciones contra Honduras, por las que tanto critica al presidente Nicolás Maduro de Venezuela y deja mal parada a la OEA, la cual es desde hace años muy cuestionada por varios países en el hemisferio, en especial en América del Sur, en su funcionamiento y participación en la resolución de problemas y su objetivo fundamental de creación de “un orden de paz y justicia” para sus estados miembros, con especial énfasis en “la promoción y consolidación de la democracia representativa dentro del respeto al principio de no intervención”.
Estos y otros hechos son los que hacen que la organización no sea bien recibida ni aceptada en algunos países y no me imagino la reacción en Venezuela si se hubiera referido en tales términos respecto de su proceso, igualmente vale la pena preguntarse cuál fue la participación de los observadores en Nicaragua en las últimas elecciones en las que se reeligió el actual presidente, en noviembre 2016, y en las cuales el señor Almagro expresó que no iba a mandar una misión de observación a ese país y “que sí iba a tener presencia como invitados”, para dialogar con expertos y organizaciones invitadas, y entonces ¿a qué obedece esa deferencia? Allí nomás en Nicaragua fue una misión de acompañamiento, pero no de observación.
También debo comentar, que me confunde el hecho de que la OEA tiene una larga experiencia en las Misiones de Observación Electoral y es sorprendente cómo en este caso exhiban tanta falencia y una prisa inusitada para pronunciarse.
Finalizo recordando que la OEA se ha involucrado con mucho afán en nuestro país, y no puedo decir que haya sido exitosa en cuanto a nuestros objetivos, iniciando con la decepcionante actuación en el conflicto de 1969, donde exhibió mucha parcialidad a favor de El Salvador, no menos grato fue el caso del desminado en el cual abandonaron la tarea sin haber finalizado adecuadamente dicho proceso, y qué decir de la decisión en el 2009, en la cual nos aplicaron la Carta de la OEA, que han sido incapaces de aplicarle al presidente Nicolás Maduro.
Ese proceder parcializado es preocupante, sin embargo pareciera que los éxitos de la OEA y del secretario Almagro, descansan en el actuar exitoso de la MACCIH en Honduras, y es quien sufre las presiones del caso para tener un desempeño triunfante, porque con Venezuela no prosperan los aparentes desenfados del señor Almagro.