Enero es el mes en que se conmemoran los derechos políticos de las mujeres, sin embargo todavía falta mucho para su reconocimiento político, artístico, profesional o en cualquiera de los ámbitos que se desempeñan. Existen mujeres poetas que se han visto invisibilizadas por sus compañeros varones. Es más, pocos premios literarios poéticos y literarios son otorgados a mujeres, ya sea porque ellas no decidan participar en estos certámenes o porque no son tomadas en cuenta. Ciertamente, todavía no se ha dado en el país un debate serio sobre la participación femenina en la literatura a no ser por algunos escritos de académicas interesadas (Amanda Castro, Anarella Vélez, Linda Ordóñez, María Eugenia Ramos, entre otras). Sin embargo, digan lo que digan, existe una calidad literaria innegable como la que ahora presenta Habitaciones Propias con la poeta elegida para la edición de hoy, Mayra Oyuela:
Apalabrarás
Hazlas, poeta,
haz que se traguen todas sus palabras.
Octavio Paz
Describir las paredes que nos acompañan,
la deidad de las palabras
arropadas bajo lo clandestino de una voz.
Hablar de los amores a medio descubrir,
de la rótula formando piel
para caminar hacia lo incierto.
¡Ah! la metáfora,
anfitriona en mis pesares,
cobra por piel lo que de amor y fervor
le resta a mis sílabas,
y aunque silabática acostumbro abrazar
el cardumen de letras
en las aguas azules del destierro.
Prenso la piel con esquirlas
de un Boom que lleva todo rechazo,
un alfiler que puntea los pasos
de las atolondradas en su desnudez.
Afiladas costillas con que se escribe
lo que ya desgasta en todas las historias
de este amor que se ha de vivir
inalterable en los rostros de los que juran amar.
Mientras los transeúntes despilfarren su mirada en mí
me vuelvo una nación, soy una nación
y un hombre ha de fundar ciudades en mi nombre,
mi nombre que ya es de todos
y a todos les parece de nadie.
Amor que por devoción cae intrépido
como agua derramada en los balcones,
éste ser de milagros que a todo predica,
aproximaciones del augurio
al final del párrafo que no se leerá.
Parafrasear de tu voz es parte de lo miserable.
Alegórica, perdida,
busco acurrucarme en lo paralelo,
antítesis del misterio de una boca.
Pero no,
los amantes se besan
en la esquina que crece hacia adentro.
La raíz de todo siempre es un hombre,
la raíz de un hombre siempre es la mujer,
la mujer y el hombre agotada raíz del todo
pero aun así esto de amar con prédica
no va con tu nombre, ni con el mío.