Mensajes retorcidos y venenosos sobre un catastrófico accidente de aviación

Por Adán Hilario Suazo Molina
Coronel de Aviación (Retirado)

Cualquier accidente de aviación genera una serie de especulaciones y conjeturas, generalmente sensacionalistas y tendenciosas, dentro de sus límites es comprensible, dado que a pesar de que las aeronaves son el medio de transporte más seguro, los accidentes y casualidades suelen ocurrir, muy a pesar de los grandes adelantos tecnológicos y altos estándares de seguridad que esta ciencia ha desarrollado. Algunos misterios relacionados con accidentes aéreos: en marzo del 2014 el vuelo Malasia Air 370, con 239 personas abordo, desapareció misteriosamente del control de radar cuando volaba de Kuala Lumpur hacia Beijing, se pudo rastrear su ruta posterior hasta un punto en el océano Índico, pero ha sido materialmente imposible localizar la aeronave, cuántas teorías espectaculares se han tejido alrededor de este misterio? cuanto se ha hablado incluso relacionándolo con alienígenas, pero el misterio está ahí, quizá algún día se resuelva. Otro caso misterioso y sin resolver es el de Amelia Earhart, quien trataba de establecer un récord al intentar cruzar el Pacífico, en un vuelo de 35,000 Km. su intento falló y se perdió en el océano; después de 80 años, todavía su extravío genera comentarios e ideas por lo general erróneas y sin fundamento. En 1942, el misterio conmovió la aviación hondureña, una aeronave Curtis de la FAH, mejor conocida como el Cóndor, desapareció sin dejar rastro en un vuelo entre Tela y La Ceiba, cuantas teorías, chismes y rumores se dijeron sobre este suceso, pero en 1998, fue el huracán Mitch quien se encargó de resolver el enigma, al desenterrar las fuertes corrientes de agua los restos de dicha aeronave, soterrados por más de 60 años en las cercanías de La Ceiba.
Podemos afirmar que algunos accidentes aéreos, causan un impacto fuerte en la población, estos son eventos que dejan dolor y luto en las familias, tal es el caso de la tragedia ocurrida el día sábado 16 de diciembre del 2017, un inesperado y catastrófico accidente en la cercanía de Tegucigalpa, se trató del helicóptero FAH905, un Ecuriel AS350 de fabricación francesa, en el que viajaban 6 personas, quienes lamentablemente fallecieron.
Dicho accidente se tornó en una noticia de amplia cobertura nacional y mundial, dado que en él falleció la señora Hilda Hernández, hermana del señor Presidente Juan Orlando Hernández Alvarado. La búsqueda del aparato accidentado y recuperación de los restos fue angustiosa, se desarrolló una gran labor de los cuerpos de rescate, la cual fue ardua y muy profesional, todos los protocolos establecidos doctrinariamente después de una de estas catástrofes se cumplieron; entre ellos está la activación de Junta de Investigación de Accidentes, para que comenzara con la terea de averiguar las causas de la tragedia, son ellos los responsables de emitir un informe final sobre el asunto.
Pero desgraciadamente, casi desde el momento del anuncio del suceso, se comenzaron a escuchar chismes, a traficar mensajes y grabaciones tendenciosas, producto solo de mentes retorcidas y sin escrúpulos. Díganos? que importa una situación política, una lucha improductiva, las ansias de poder incontrolables, en relación al dolor de familias y amigos que lloraban a las víctimas, sin embargo las redes sociales y los chismes de cafetín ponían incluso en dudas que el fatídico accidente hubiese ocurrido, argumentando barrabasadas dignas de una película barata de ciencia ficción, el problema de esto es que caen en la especulación muchos incautos, sin importar el nivel cultural, sea este bajo o muy alto; el sesgo político nubla la razón.
Debo aclarar que al ocurrir un accidente aéreo, son muchas las instituciones necesarias alrededor del caso, entre ellas: la FAH, control de tráfico aéreo, cuerpos de rescate, forenses, representantes de la fábrica del aparato, entre otros. Es insólito pensar que se pueda ocultar algo tan evidente y jugar con el pueblo de esa manera. La razón es simplemente, alimentar el odio, algo que que se multiplica desesperadamente en algunos malos compatriotas.
Tan solo esperamos, que el arrepentimiento llegue a los corazones de quienes han blasfemado sobre este penoso accidente, que ellos imploren el perdón divino, por las falacias y torpezas proferidas.
Que en paz descansen las víctimas del trágico accidente, que sus familias y amigos encuentren el bálsamo de la paz y resignación cristiana.