Hubris o enfermedad del poder

Por: Benjamín Santos
Un médico amigo, parroquiano para más señas, me pidió que escribiera sobre el titular de este artículo. Le obedezco por curiosidad y solidaridad cristiana. Curiosidad, porque confieso que, aunque conocía los aspectos psiquiátricos del poder, no había oído su nombre en griego. Hoy me doy cuenta de que hay libros sobre el tema como el del doctor Lord David 0wen. Siempre me había preguntado por qué hay personas que desarrollan una obsesión tan fuerte hacia el poder que las lleva a cometer toda clase de excesos y por qué hay personas que llegan al poder, lo ejercen en el marco de la ley y la moderación y llegado el momento lo entregan con la conciencia del deber cumplido. En el caso de Honduras recordamos a don Policarpo Bonilla, presidente en los últimos años del siglo 19 y el doctor Juan Manuel Gálvez, en la primera mitad del siglo 20. Algunos autores sostienen que la obsesión por el poder es una especie de enfermedad psiquiátrica que lleva a ciertas personas a compensar con el poder ciertas deficiencias de su personalidad. Ponen como ejemplo más destacado el caso de Hitler.
Como no soy psiquiatra ni tengo experiencia personal en lo que se refiere a la obsesión por el poder, cito las 14 reglas que se han detectado en el diagnóstico del hubris.
1. Una propensión narcisista a ver su mundo como un escenario dónde ejercitar su poder y buscar la gloria.
2. Una predisposición para lanzar acciones con el fin de embellecer su imagen.
3. Una preocupación desmedida por la imagen y la presentación.
4. Un modo mesiánico de comentar los asuntos corrientes y una tendencia    a la exaltación.
5. Una identificación con la nación o una organización hasta el extremo que el individuo valora su punto de vista y sus intereses como idénticos.
6. Una tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona.
7. Una excesiva confianza en su propio juicio y un desprecio por el juicio de los demás.
8. Un enfoque personal exagerado, tendencia a la omnipotencia.
9. Tendencia a rendir cuentas solo a la historia y a Dios de sus acciones.
10. La idea inquebrantable de que al final la historia o quien sea los absolverá.
11. Una pérdida de contacto con la realidad a menudo vinculado a una tendencia al aislamiento.
12. Agitación, imprudencia e impulsividad.
13. Una tendencia a privilegiar lo que considera su amplia visión en detrimento de la entereza moral.
14. Una incompetencia hubrística para anticipar y comprender los peligros cuando las cosas van mal.
15. Incapacidad para la autocrítica y la rectificación a tiempo.
Sería interesante revisar la galería de presidentes de Honduras para ver quiénes han padecido de la enfermedad del poder o hubris. Dada la cantidad de revueltas que se han realizado y los golpes de estado no ha sido posible que alguien  que haya tenido o hubiera podido desarrollar la enfermedad del poder lo haya logrado. El lector quizá piense en el caso del General Carías que convirtió los cuatro años para los cuales fue electo según l Constitución de 1924 en 16 años, pero habría que valorar si fueron las circunstancias o la vocación natural del General hacía el poder con las características que hemos mencionado.
Sobre los dirigentes políticos actuales no me atrevo a mencionar quiénes podrían padecer de la enfermedad del poder. Imagínense que pasáramos por ese test a los dirigentes del gobierno y de la oposición sin más sustento que nuestras propias apreciaciones. Más fácil es identificar esa enfermedad en dirigentes de otros países. No hay duda que Hitler  compensó con su tendencia insaciable el poder y el abuso las deficiencias de su personalidad ya que no había tenido éxito en ninguna actividad intentada anteriormente. En su desempeño como soldado de la Primera Guerra Mundial apenas alcanzó el grado de cabo e igualmente fracasó en su intento de desarrollar alguna actividad profesional.
Motivos ideológicos en su odio hacia el comunismo llevó a Pinochet a cometer los excesos que todos conocemos. Y más cerca de nosotros la tendencia a la concentración y abuso del poder se ha dado más frecuentemente en Nicaragua sin dejar por fuera las dictaduras que ha habido en el resto de los países de América Central.
Hubris es un concepto griego que equivale a desmesura o sea la tendencia a usar el poder en forma desmesurada, fuera de todo límite moral o legal. Esto no incluye el caso de que un pueblo se incline por la reelección. Hasta hoy solo México y Paraguay no tienen la reelección como alternativa. ¿De acuerdo, doctor?
Benjamí[email protected]