JUNTA DE CONVOCANTES

YA casi se instala formalmente el próximo gobierno. En el Congreso Nacional eligieron la directiva en propiedad. El Secretario General de la OEA, que patinó con sus propuestas de repetir las elecciones y que el Consejo Permanente se pronunciara sobre el informe MOE –calificado como un informe “falaz” por la empresa internacional contratada por el TSE para la transmisión de resultados– emitió un pronunciamiento reconociendo las nuevas autoridades electas. Sin embargo todavía falta quitarle vapor a la olla hirviente. Si es cierto que ya mucha gente se ha cansado del molote, la sensación que queda en el ambiente no es la propicia para la estabilidad política que ocupa el país. Por ello es necesario que en algún momento todos los sectores políticos acudan al diálogo que produzca acuerdos. El problema hasta ahora es que los grupos opositores más radicalizados no llegan pretextando que se trata de un diálogo convocado por el gobierno.
Aquí planteamos en artículos anteriores la necesidad de una convocatoria y mediación de actores nacionales que den alguna sensación de imparcialidad. Es difícil encontrar mediadores cuando la polarización acaba por descalificarlo todo. La costumbre al sometimiento lo primero que plantea es que consigan una mediación de afuera. Hay quienes incluso proponen arbitraje. Dios Santo, qué desprecio a la autoestima como qué vergüenza que consideren meter gente extraña a terciar y peor decidir en los asuntos soberanos que solo competen a los hondureños. ¿Es que no acaban de presenciar que los señores esos observadores de la OEA que trajeron del exterior –expresidentes y embajadores– fracasaron en acercar a las partes? Cuando decidieron pasar de la observación a la gestión y a la mediación, extralimitando su mandato, no pudieron hacer que respetaran un convenio firmado. Lo que ocurrió en consonancia con un twitter que envió el Secretario General pidiendo la repetición de elecciones, algo contrario a las normas constitucionales de Honduras, fue meter al país en un mayor lío con el cuestionado informe que elaboraron. Quizás solo consiguieron ganarse la desconfianza de ambos lados. Así que la confiabilidad e imparcialidad de gente de afuera es tan frágil como la de personeros locales. Nos parecieron oportunos los comunicados de la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica llamando al diálogo de las partes en conflicto. Lo cuestionable de su pronunciamiento es que ellos también caen en el error de sugerir mediadores exógenos. Desestimando, incluso, su propia capacidad y responsabilidad de ser ellos quienes deban mediar en los acercamientos. Hay líderes espirituales con suficiente credibilidad para desempeñar ese papel. No es cosa de escurrir el bulto endosándole esa tarea a extranjeros que nada tienen que venir a hacer y mucho menos medrar en las cosas internas del país. Así que esa propuesta de la Pastoral Social Cáritas de Honduras que propone la integración de una “junta de convocantes” para que invite a todos los participantes al gran diálogo nacional y social, encaminado a superar la situación política del país, nos parece lo más atinado. Esa junta de convocantes debe incluirlos a ellos y quizás a otros hondureños confiables de otras iglesias. Aplaudimos esa iniciativa.
Ese es el camino para destrabar el impasse. Mucho se han tardado en conformar esa junta de convocantes y lanzar la convocatoria.