La caricatura del hombre mediocre

Conocí al periodista y abogado don Óscar A. Flores en 1953 en su oficina, cuando era director de Diario El Pueblo, en el barrio El Jazmín, yo llegaba regularmente a comprar dicho periódico que costaba L. 0.10 centavos, siempre que yo llegaba a comprar El Pueblo, me llamaba mucho la atención la caricatura que tenía don Óscar encima de su escritorio, era una caricatura de cuerpo entero, decía encima de la caricatura “El hombre mediocre”.
Un día me dijo don Óscar, siempre lo veo que viene a comprar el periódico, ¿por qué mejor no toma una suscripción mensual que solo cuesta L. 4.00 y se lo entregan a domicilio? Me pareció razonable dicha sugerencia y tomé la suscripción; aprovechando la ocasión le pregunté al abogado, ¿qué significado tiene esa caricatura? Me miró, y con su característica pipa de cigarrillo en la boca me contestó, ¿no has leído El Hombre mediocre de José Ingenieros? Le contesté que no. Yo tenía 22 años y estaba estudiando Comercio en el Pineda Ugarte y trabajaba en la sastrería La Cubana. Compré el libro El Hombre mediocre de José Ingenieros, su lectura me pareció fascinante, me ayudó mucho en la formación de mi carácter. Cuando veo en qué manos ha caído el Partido Liberal me acuerdo mucho de esa caricatura, “El hombre mediocre”, que tenía don Óscar A. Flores en su escritorio; después de haber estado dirigido este gran partido por hombres de arrojo y valentía que pensaban que en la resolución se ponía el hombre de manifiesto.
Resulta que ahora el candidato presidencial del Partido Liberal, es un hombre sumamente débil, sin personalidad, sin carácter; causa consternación su actitud tomada después de la contundente derrota electoral, que salió corriendo a refugiarse en los brazos de “Mel” Zelaya, buscando consuelo y a gimotear su fracaso e incapacidad política, demostrando ser un hombre muy impresionable.
Julio H. Urrea
Asociación de Vecinos de El Reparto
y barrios adyacentes
Tegucigalpa, M.D.C.