¿Qué nos depara el futuro?

Por Mario E. Fumero

Recibido con expectación el nuevo año, 2018, y la pregunta que todos nos hacemos es: ¿Qué sorpresa nos separa el futuro? Basados en esta interrogante, podemos establecer algunos criterios al respecto, y sin ser profetas, ni adivinos, tan solo guiados por las noticias que recibimos a diario, podemos pronosticar que el futuro inmediato que se avecina, no es como muchos afirman, un tiempo de bienestar, prosperidad y estabilidad, sino más bien todo lo contrario, vislumbramos un panorama sombrío y unos tiempos tormentosos, para lo cual tenemos que estar preparados.
Debemos analizar los tres aspectos más importantes de la situación mundial actual, como es la crisis económica, la crisis política y la crisis ecológica. Y cuando examinamos cada una de estas realidades, veremos que la humanidad se encuentra al borde de un caos irreversible, y que nos puede llevar aceleradamente, a los acontecimientos apocalípticos registrados en las Sagradas Escrituras.
En lo económico, podemos afirmar que la crisis monetaria y productiva actual está aumentando el hambre en muchas regiones del planeta, y que las balanzas de pago en muchos países se encuentran al borde de la quiebra. Aunque el dólar parece fortalecido, todos sabemos que el endeudamiento de los Estados Unidos, y su déficit interno, pone en peligro la solidez de su moneda, por lo que últimamente ha tomado fuerza lo que se ha denominado el dinero virtual, que nos llevará a la desaparición de la moneda circulante en los próximos años, para dar paso a una moneda virtual, que será el punto de partida para el cumplimiento apocalíptico del famoso sello de la bestia (Apocalipsis 13:16-18), pues todo lo que vendamos o compremos quedará sujeto a este control estricto de un sistema económico totalitario, que sojuzgará a los países pequeños, para someterlos a los grandes poderes que controlarán la economía mundial.
En lo político, nos enfrentamos a un Medio Oriente que es un polvorín, donde la proclamación, por parte de los Estados Unidos, de Jerusalén como la capital de los judíos, enciende la mecha del cumplimento de Zacarías 12:2-4, lo que en Apocalipsis se denomina, la guerra del Armagedón (Apocalipsis 16:16). Por otro lado, la tensión en Asia se hace cada vez más visible frente a las pretensiones de Corea del Norte de atacar a los países aliados a Estados Unidos con armas nucleares, frente a una China Comunista que se levanta como potencia, y que trata de aprovecharse de la debilidad de la política norteamericana, para invadir los mercados del mundo, convirtiéndose en una potencia capitalista y productiva, dentro de un sistema comunista. El profeta Ezequiel pronosticaba el surgimiento de las potencias de los países orientales aliados a los árabes (Ezequiel 38) en los acontecimientos proféticos de los últimos tiempos. Dentro del marco geopolítico, cabe destacar la polarización y radicalización que últimamente ha surgido entre los movimientos de derecha e izquierda, llevando a muchos países a una crisis interna de confrontación entre sus mismos ciudadanos. Esto ocurre actualmente en Venezuela y parece que el mismo panorama se vislumbra también en Honduras.
Sobre el fenómeno ecológico, estamos constantemente amenazados por toda clase de calamidades naturales, las cuales se extienden por todo el planeta. Terremotos, maremotos, huracanes, tifones, inundaciones, sequías, aumento de la temperatura global del planeta y la constante amenaza de fenómenos solares y meteoritos que mantienen a los científicos en estado de alerta, frente a una inminente catástrofe que también es anunciada en la Biblia, y que puede sumir al planeta en un caos (Lucas 21:25, Apocalipsis 6:12-17).
¿En qué podrá terminar todo este terrible y patético panorama descrito? No hay nada más fuerte que una más las naciones, que las calamidades globales, y cualquiera de las que aquí se anuncian pueden ser el eje que establezca una sólida unidad mundial más fuerte, que la que actualmente ejercen las Naciones Unidas, para dar paso al establecimiento de un nuevo orden mundial, del cual surgirá un personaje que con poderes absolutos, pondrá orden, para que así se cumplan las profecías bíblicas y los acontecimientos proféticos (1 Juan 2:22, 2 Tesalonicenses 2:3-4) tan esperados por las tres grandes religiones del mundo; el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, porque todos ellos esperan el advenimiento de un mesías y redentor, que establezca un reino de paz (Isaías 9:6), donde como dice el profeta Isaías, la oveja y el león vivan en armonía (Isaías 11:6).
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