Abuela de 82 años relata cómo nació la fe en “Suyapita”

Con motivo de celebración del 271 aniversario de la “Santa Patrona de Honduras”, descendientes de Alejandro Colindres, a quien se le atribuye el hallazgo de la Virgen de Suyapa, en 1747, recordaron la singular historia que une bajo la misma fe a millones de creyentes.
La historia del descubrimiento de la Virgen de Suyapa, en la aldea El Piligüin, del Distrito Central, relata que en el año 1747, un joven labrador llamado Alejandro Colindres, acompañado por un niño de ocho años, Jorge Martínez, tras finalizar sus faenas, agotados, después de un largo día de trabajar en la cosecha de maíz, decidieron retornar a sus hogares.
Ambos labriegos vivían en la aldea de Suyapa, donde en aquel entonces solo había cuatro viviendas entejadas, construidas de adobes, cal y arena. Ambos salían a laborar todos los lunes y regresaban los sábados.
Después de media jornada de trabajo, cuando comenzó a oscurecer, los jóvenes partieron a sus casas, y al avanzar, en su camino llegaron a la quebrada de El Piligüin, donde se acomodaron en el suelo para descansar, al calor de una luminaria que encendieron juntos.

Otilia Colindres relató todos los detalles relacionados con la aparición de la Virgen de Suyapa, que desde niña le contó su mamá.

Luego de un momento recostados, Colindres sintió algo incomodándole a un costado, por lo que retiró el objeto desconocido y lo lanzó lejos. Posteriormente, sintió la misma molestia anterior.
Sorprendido por el incidente, el labrador, tras ver en la luz el descubrimiento de la imagen de una “virgencita”, la guardó en una alforja que llevó a su madre, Ana Carvallo, hija de uno de los primeros pastores que vivieron en San José del Trapiche.

TRANSMITEN CREENCIA

Otilia Colindres (82), descendiente de más de tres generaciones desde Alejandro Colindres, contó que su mamá, Petrona Colindres, quien murió de 97 años, es una de las fundadoras de la aldea Suyapa. Agregó que esta le relataba conocimientos directos de amigos y familiares, quienes conocieron a Isabel Colindres, la madre del muchacho que encontró a la “morenita”.

Según creyentes, después del primer milagro de la Virgen, millones de feligreses se congregan en los templos religiosos de Suyapa.

Otilia cuenta que las procesiones y los creyentes comenzaron a llegar a Suyapa, después del primer milagro, que según dice, sucedió cuando un mayordomo, de nombre Joseph de Celaya, de la Hacienda El Trapiche, amigo de Isabel Colindres, le pidió a la “Virgencita” que lo sanara de un problema en la vesícula, bajo la promesa que a cambio le construiría una ermita.
Colindres dijo que las palabras del mayordomo fueron: “Si ella me cura, le voy a mandar a hacer una ermita, para que la venga a visitar toda la gente y voy a decir que ella me hizo el milagro”.
Cuando lo examinaron, no tenía piedras en la vesícula ni nada y regresó muy contento donde Isabel y le dijo: ´Fíjate Isabel, que bien que me dijiste que la Virgen me curaría, porque no tengo nada´; la ermita inició como una galera donde llegaba toda la gente, y él les decía que era muy milagrosa y así comenzaba a llegar toda la gente, dijo la señora de 82 años. (KSA)

HISTORIA
ALBAÑIL Y UN AYUDANTE CONSTRUYERON ERMITA
Otilia Colindres expresó que después de aquel milagro de sanación, el mayordomo, Joseph de Celaya, con la colaboración de toda la comunidad y los primeros peregrinos de distintas zonas de Tegucigalpa, recolectaron un dinero para iniciar la construcción del histórico templo “La Ermita”, que ha sido la principal casa de la “Morenita”.
Colindres destacó que después de la anunciación de la Virgen maravillosa, que pregonaba Celaya, la gente aportaba económicamente para la edificación de la iglesia, entre ellos muchos otros fieles a quienes les bendijo con milagros, que contribuyeron para edificar el primer templo de la Virgencita de Suyapa.
Una vez preparados para erigir el templo, contrataron a un constructor que, según Colindres, llegaba desde La Sosa, con cal que él mismo extraía.
“Mi mamá conoció al que construyó la ermita, solo con un ´cipote´ de ayudante, y únicamente usando cal y arena de las quebradas, y después un contratista llamado Alejandro Durón hizo lo de abajo”.

Isabel Colindres, Teresa García y en el lado derecho, Petrona Colindres, madre de Otilia Colindres, descendientes del labrador que encontró a la “Morenita”.

La abuela posó para LA TRIBUNA, junto a la ermita de Suyapa, mientras relataba cómo se construyó este hermoso templo.