Por: Benjamín Santos
La renuncia del vocero y director de la MACCIH ha sacudido de nuevo la realidad nacional. Al momento de escribir este artículo en forma apresurada, la causa no está clara. Hay suposiciones que vamos a examinar a vuelo de pájaro.
1- Le afectó ser jefe de la Misión y vocero, funciones que normalmente van separadas un poco para proteger la estructura de las decisiones? No es normal que quien toma y ejecuta las decisiones, sea al mismo tiempo quien mantenga a veces en forma improvisada las relaciones con los medios.
2- ¿Le afectó su tensa relación con su jefe, el Secretario General, Luis Almagro de la OEA? Que la hubo no hay duda, porque el mismo Jiménez Mayor declaró que no se le quiso recibir en la última visita a la oficina de la OEA. Las razones no se saben a cabalidad, pero se sabe la inconformidad de Jiménez porque carecía de la autonomía financiera y administrativa para manejar la oficina de la MACCH, porque todo se decidía en La OEA. Incluso había personal pagado con las aportaciones internacionales a la Misión que supuestamente trabajaba en la oficina central de la OEA. Don Juan no ocultó su inconformidad al respecto, pero no se sabe si esa es la causa que hizo estallar el asunto.
3- El caso más explosivo que manejó Jiménez fue la acción en contra de cinco diputados a quienes se acusó de haber dispuesto personalmente de recursos solicitados al Congreso Nacional. Se sabe la inconformidad que produjo la reforma hecha a la Ley del Presupuesto para establecer como paso previo antes de llevar los casos de corrupción de los funcionarios públicos a los tribunales y obtener un dictamen del Tribunal Superior de Cuentas. La MACCIH interpretó tal reforma, hecha de manera rara, como una maniobra para proteger actos de corrupción. Después de una fe de erratas que enviaría el órgano legislativo bajo protesta de don Juan, nada se volvió a saber de la realidad. En todo caso fue un escándalo que pudo haber afectado la relación en el seno de la MACCIH con la OEA.
4- Para algunos críticos la MACCIH hizo muy poco en el cumplimiento de la misión encomendada, para otros quizá mejor informados, se actuó a satisfacción. Estos últimos mencionan 17 casos de corrupción presentados por medio de la Fiscalía General de la República. Lo más notable y que todos vimos fue la iniciativa de la MACCIH para introducir cambios de orden legal e institucional incluida la creación de los tribunales contra la corrupción como órganos especializados y que se supone actuarían con mayor conocimiento y celeridad. En Honduras ese tipo de cambios no producen ningún impacto mientras lo legislado o acordado no se lleve a la práctica. Ahí es donde empieza Cristo a padecer.
5- A nivel interno se sabe de las buenas relaciones entre el señor Juan Jiménez y el fiscal general, Chinchilla. A tal punto se dio esa buena relación que Jiménez abogó porque se deje terminar el período al fiscal y si fuera posible que se le dejara para otro período. No sabemos de roces con el Poder Ejecutivo y más bien el Presidente, Juan Orlando ha lamentado la renuncia presentada por don Juan Jiménez. A nivel externo en el seno de la OEA, la pregunta sin responder es por qué el distanciamiento tan severo de don Luis Almagro con respecto a don Juan Jiménez a título personal y frente a la Misión en general.
¿Cuáles serán las consecuencias de este lío para el pueblo hondureño? La verdad es que nos llueve sobre mojado si recordamos la reciente captura del expresidente de Guatemala que cumplía una misión de la OEA en Honduras o es que ambos hechos tienen alguna relación? Lo que podemos decir es que, aunque no se trate de un hecho insuperable, afecta el nombre de Honduras y falta saber cuál será la actitud de los estados e instituciones internacionales que financian las actividades de la MACCIH, ya que como sabemos Honduras no pone ni un centavo para ese fin. Aquí podríamos repetir con Chelato: ¡lo mejor es que quién sabe!
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