Política y narcotráfico

Por Nery Alexis Gaitán

Además de los males endémicos que sufren los pobres de Honduras, como ser un sistema de salud obsoleto y colapsado, educación de pésima calidad, desempleo, violencia cotidiana originada por la delincuencia común, la extorsión, hambre, desnutrición, etc., desde hace más de dos décadas se ha infiltrado el crimen organizado y el narcotráfico en nuestra sociedad.
Su accionar empezó a ser notorio al incrementarse considerablemente la violencia y la consiguiente tasa de homicidios relacionados con este flagelo. Las avionetas cargadas de droga, aterrizando en pistas clandestinas en nuestro suelo, eran innumerables. Honduras ha sido y es un paso estratégico en la ruta de la droga que va para el norte.
Al incrementarse la violencia, el hondureño perdió la calidad de vida que gozaba hasta el momento. Y el crimen organizado se infiltró en todos los estratos de la sociedad; en el comercio, en la industria, en la Policía, en la política vernácula…
Así empezaron las supuestas vinculaciones de los políticos con el narcotráfico y el crimen organizado. Un ejemplo de ello son los políticos que militan en el partido Libertad y Refundación (Libre). Desde la aparición de esta organización, ya el padre Fausto Milla, destacado líder religioso, le advertía a Xiomara Castro que: “Candidatos conocidos públicamente como narcotraficantes de altos vuelos, no de vendedores de oncitas, sino de los millonarios, de los de gran autoridad dentro del narcotráfico, está dando Libre…”.
Si revisamos la trayectoria de este partido nos damos cuenta que su aparición marcó el inició de la violencia política en este nuevo siglo en el país. Tras la búsqueda del poder no les ha importado recurrir a la violencia, creando caos e inestabilidad; la confrontación constante que ha incluido saqueos y destrucción de la propiedad pública y privada ha sido su norma.
Con su agenda antisistema, queriendo abolir nuestra incipiente democracia y sus instituciones, además de estar aliados con los izquierdistas populistas del continente, no es de extrañar que supuestamente hayan recurrido a coludirse con el crimen organizado como una opción de llegar al poder; y es obvio que negociarían impunidad a diestra y siniestra para tales delincuentes.
Después de las elecciones generales, la violencia desatada por los seguidores de Libre, de tipo delincuencial, deja evidencias de una supuesta Alianza con delincuentes de todo tipo. Los saqueos, la destrucción a la propiedad privada y una violencia extrema han estado a la orden del día.
Las recientes declaraciones del Presidente Juan Orlando Hernández que vincula a la oposición política, específicamente a Libre, con el narcotráfico, maras y pandillas, “quienes son las responsables de la violencia que se genera con la ayuda de extremistas internacionales”, no es nada nuevo ya que supuestamente, desde siempre, se ha vinculado a la oposición política con el narcotráfico y el crimen organizado.
Al ver las actuaciones de los dirigentes de Libre, encontramos que lo menos que tienen es amor por la patria y que lo único que les interesa es llegar al poder a costa de lo que sea para saquear los bienes del Estado inmisericordemente, tal como lo hizo Manuel Zelaya en su nefasto gobierno. Por eso esa fatídica Alianza que se ha denunciado debe investigarse hasta las últimas consecuencias.
Es urgente que se continúen estableciendo leyes que imposibiliten al crimen organizado infiltrar las organizaciones políticas. Los hondureños merecemos vivir en paz y democracia.