Uno de los temas que más acapara la atención en la vida cotidiana del hondureño, es el de la política. El tema puede salir a relucir en cualquier lado, en negocios de venta de café, bares, restaurantes, reuniones de amigos y familiares, cumpleaños, reuniones de negocios, compartiendo distintos puntos de vista con respecto a la situación del país.
¿Pero desde cuándo la política empezó a ser un tema conflictivo en la ciudadanía? Es una pregunta que vale la pena hacerse, pues en los últimos años, la política en Honduras se ha tornado un poco compleja, dado los acontecimientos que vivimos desde la crisis de 2009.
Desde ese tiempo, muchas familias se dividieron por las diferencias de opiniones e ideologías que cada uno tenía. Unos lo llamaban sucesión constitucional y otros un golpe de Estado. El ambiente era hostil, donde muchos ya pensaban hasta en una posible guerra civil.
De la división que se generó después de ese conflicto, surgieron nuevos partidos políticos, que con el paso del tiempo, comenzó a dividirse en otras instituciones, todo por las distintas formas de pensar que cada uno tenía.
Se suponía que el hondureño tenía que recapacitar en todo lo que había pasado, esforzarse en que ese suceso no se volviera a repetir una vez más.
Pero todos los esfuerzos fueron en vano, ya que ocho años después, un nuevo conflicto político dividiría aún más a las familias hondureñas.
Con un país dividido en opiniones e ideologías, inculcadas muchas veces por el discurso de odio de políticos de la oposición y del oficialismo, jamás podremos salir adelante, porque mientras los encargados de ejercer política pierden tiempo en discusiones, otros mueren de hambre o de alguna enfermedad, ya que no hay medicinas y una buena atención en los hospitales.
¿Cuándo será el día en que todos los habitantes de esta tierra llamada Honduras podremos pensar igual y remar en una misma dirección, que nos lleve al progreso y desarrollo que tanto anhelamos?
Hebert Rolando Maradiaga Valladares
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