Vivir con prudencia una Semana Santa

Fredis Mateo Aguilar Herrera
Estamos en las puertas de la celebración de Semana Santa o Mayor  en el centro,  sur, oriente  y  occidente del país, práctica religiosa que tiene sus orígenes en la fe del pueblo cristiano-católico, heredada de la cultura española. Dicha conmemoración anual de la pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret, va presidida de la Cuaresma, que  significa período litúrgico de 40  días anteriores a la resurrección, misma que inicia con el Miércoles de Ceniza, cuando el sacerdote  marca en la frente de los feligreses una cruz de ceniza y a la vez expresa de polvo eres y en polvo te convertirás.
La celebración de la Semana Santa, es variable porque obedece al calendario lunar y por eso se da  en la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera el 21 de marzo y por tal razón unos años cae a fines de marzo o inicios de abril. A nivel de la Iglesia Católica, esta semana empieza con la celebración de la procesión del Domingo de Ramos, que en algunos lugares de Honduras los fieles compran las palmas a personas que cada año se preparan con anticipación para poder agenciarse algunos ingresos económicos, en otros lugares los mismos feligreses las llevan con el propósito de que sean bendecidas por el sacerdote, denotando para los creyentes un simbolismo de protección durante todo el año.
Asimismo dentro de la religiosidad popular, en algunas ciudades del país se adornan con alfombras de aserrín las principales calles de Tegucigalpa, Comayagua, San Pedro Sula, Santa Bárbara entre otras, el Jueves Santo se da la pelea entre judíos y centuriones, el Viernes Santo se desarrollan  procesiones como la del Santo Entierro, se hacen dramatizaciones de la crucifixión de Jesucristo y  en pueblos del occidente hondureño se combinan las celebraciones cristianas con las tradiciones indígenas lencas, en otros pueblos al interior del país, el Domingo de Resurrección se realizan las denominadas Carreritas de San Juan, la cual conmemoran el sepulcro vacío donde yacía el cuerpo de Jesucristo.
Haciendo remembranza, la Semana Santa se vivía con una connotación de que todo era verdaderamente sagrado por respeto al Señor Jesucristo, es así que en dicho período de tiempo sobre todo los días mayores, los padres inculcaban que se debían de cumplir una serie de restricciones, como por ejemplo: montar en bestia, subir a los árboles, consumir carne, bañarse en ríos y  playas, andar en vehículo, ordeñar las vacas, bailar, decir palabras soeces, mentir y trabajar, ya que todo era mirado como pecado y ofensa a Dios, por lo tanto podría recibir un castigo divino.
Hoy en día la vivencia de la Semana Santa en distintos lugares de Honduras, se aleja del sentido espiritual y se asocia con otras prácticas: presencia de judíos, representadas por personas disfrazadas que atemorizan y  aúpan con bombas o retahílas al público para obtener dinero y  otras regalías propias de este tiempo, también se toma como temporada de vacaciones propias para el consumismo, parranda y turismo. Por tales motivos la semana que se nos avecina dentro del calendario festivo-religioso del país, es la temporada del año que desplaza la mayor cantidad de población a los distintos rumbos del territorio hondureño en búsqueda de turismo de playa y sol, para el reencuentro con sus familiares o con sus pueblos de origen para disfrutar de su tradición popular, gastronomía típica basada en alimentos de tortas de pescado seco, rosquillas, pan, ciruelas y mango en miel, conocidos como dulces de Semana Santa o melado. Así mismo disfrutan del vino de coyol y papa, como también de la cususa, chicha y guaro hasta no soportar.
Pronto se activará el CONAPREM, con el propósito de disminuir riesgos a heridos, pérdida de vidas humanas y materiales debido al incremento de afluencia en el tráfico vehicular, concentración de personas en playas, balnearios y ríos. Asimismo en esta época aumenta los incendios, robos en viviendas y transporte, producto de la falta de precaución y por lo tanto es una responsabilidad social que empieza a nivel personal-familiar y que corresponde crear una cultura preventiva al tener en mano un plan de seguridad que garantice nuestras vidas desde la estadía, salida y regreso de nuestros hogares.
Evitemos en seguir pensando que es labor exclusiva de los cuerpos de socorro de primera respuesta en salvaguardar nuestras vidas y por consiguiente es indispensable que todos actuemos  en la prevención a nivel personal en solidaridad con los demás para disminuir y evitar accidentes y muertes que tanto dolor y luto dejan en el país. Esperemos tener una Semana Santa, en que se privilegie el prevenir es vivir y el vivir es prevenir.