La Semana Santa y el urbanismo en nuestros pueblos y ciudades de Honduras

Arq. Ricardo Calderón Deras
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Una de las fiestas religiosas que nunca tendrá fin es la Semana Santa, donde los fieles católicos celebran la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Las procesiones de nazarenos, sepultados y dolorosas, que son llevados a hombros en pesadas andas de madera en un acto de penitencia y fe entre incienso, alfombras y oraciones, que recorren las rutas procesionales de las calles de los pueblos y ciudades a nivel nacional. Ante las diferentes procesiones y actos que se realizan en las calles, recordemos esa relación que hemos tenido con las ciudades del Imperio Romano, en donde se conmemora los actos urbanos más significativos de la muerte de Jesucristo.
La Semana Santa manifiesta el sentir del hondureño, una manifestación religiosa con la unión y participación de los ciudadanos, comienza con el inicio de la cuaresma desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Resurrección. Dos días antes del inicio del Domingo de Ramos, llegan muchos campesinos de diferentes lugares a todas las regiones de Honduras, preparados para vender en las afueras de las iglesias los mazos de palma de coyol, de color verde y amarillo y de diferentes formas y tamaños para que sean bendecidos.
Rememorando la entrada de Jesucristo a Jerusalén, el Domingo de Ramos, se pueden apreciar las alfombras de aserrín teñido en varios colores, con las que tapizan las calles de los diferentes municipios del país para la celebración más trascendental del año. Esta bella tradición de fe de las alfombras tiene dos fuentes, una prehispánica y la otra canaria. En tiempos recientes se han presentado modernas propuestas en su diseño, las cuales se inician semanas antes con la preparación y el corte de las molduras en cartón.
Cuando cae la noche del Jueves Santo se visitan los monumentos, cuya finalidad es agradecer a Jesús el don de la Eucaristía y acompañarle en la soledad y sufrimiento en el huerto, se visitan las diferentes iglesias, el cual lo puede hacer en familia y con tranquilidad. Se inicia una larga velada en la avenida Cervantes en Tegucigalpa, por voluntarios católicos de cualquier edad y género, trabajan día y noche para elaborar una gran alfombra de aserrín de colores y con imágenes bíblicas alusivas a esta conmemoración que culminará con el paso de la solemne Procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo.
El Viernes Santo por la mañana se celebra el Vía Crucis, durante el recorrido se llevan a cabo las diferentes estaciones de los momentos vividos por Jesús, camino al calvario. Por la tarde salen las solemnes procesiones del Santo Entierro, donde las calles se convierten en espacios donde se mezclan la música de las bandas, el colorido de las alfombras, el arte de las esculturas religiosas y los altares que realizan en las fachadas de las casas en el recorrido procesional, creando así una imagen conmovedora. En el ambiente, vuela un sentido profundo de luto y reflexión entre los presentes en los cuales se viven momentos de emotividad y profundamente místico en donde en algunas ciudades las personas prenden velas como gesto de oración ante el sacrifico de la redención, en medio del silencio de la noche.
El Domingo de Resurrección por la mañana se llevan a cabo las tradicionales carreritas de San Juan, donde anuncian que Jesús ha resucitado.
Urbanísticamente en la mayoría de las ciudades hondureñas donde se celebran los diferentes actos litúrgicos en Semana Santa se han convertido en sitios de interés y en donde la Plaza Mayor de los centros históricos adquiere toda su importancia histórica como foro religioso para estas fechas. La Semana Santa en Honduras es un retorno a la historia urbana.
Sin lugar a dudas la Semana Santa es una de las celebraciones culturales y religiosas más importantes a nivel mundial. En las principales ciudades del país las calles se convierten en verdaderos escenarios artísticos y culturales de fervor y devoción religiosa en donde la iconografía de las procesiones son imágenes elaboradas hace más de tres siglos, y constituyen excepcionales muestras del arte religioso colonial.

Salida del Cristo de la Misericordia de la Iglesia de La Merced, centro histórico de Tegucigalpa, Viernes Santo. Foto Ricardo Calderón Deras, 2014.