Amar no es consentir

Por: Hildemaro Infante
Consultor Gerencial, Docente y Escritor

Existe una gran confusión con los significados de las palabras amar y consentir. Al identificar los antónimos de amar encontramos que son: detestar, odiar y despreciar, entre otros, por lo que lógicamente existe una diferencia radical entre amar y odiar. El amor se sustenta no solo en hacer el bien, sino en evitar el mal. Por lo que el significado de amar es más que mostrar cariño y amor, amar también implica corregir, guiar, disciplinar a quien se dice amar.

Consentir al contrario de amar es dejar que una persona haga lo que quiera sin normas y sin importar si lo que hace está bien o mal. No se puede afirmar que se ama a alguien, cuando se sabe que está haciendo el mal y se le permite. Esto ocurre cuando las normas sociales como el respeto, el compromiso con la excelencia, el cumplimiento de compromisos, son modificadas para justificar malas acciones, permitiendo que la mediocridad y que lo incorrecto sea la norma y se acepte como el parámetro social de conducta.

La tarea de educar hijos, guiar a trabajadores como supervisor o ser docente, implica un trato respetuoso, amable y cercano, pero esto no significa darles todas las cosas que nos piden, ni dejarlos de corregir ni disciplinar cuando hacen las cosas mal y hacerles entender que los actos realizados con malas intenciones tienen consecuencias. Si les decimos que “si” a todo estaríamos acostumbrando a los hijos, colaboradores y alumnos a obtener siempre lo que desean, sin necesidad de un sacrificio, o realización de un esfuerzo y en el momento que reciban un “no” en su vida se frustrarán desarrollando poca tolerancia al fracaso.

Todos los seres humanos tienen que experimentar sentimientos como la rabia, la frustración, la pérdida y el fracaso como parte de la vida, son sentimientos que no se pueden evitar pero que se pueden aprender a manejar y superar. La disciplina es el complemento del amor y junto con la constancia son imprescindibles para lograr las metas.

Amar también va de la mano con el respeto, entendiendo que el amor nunca debe ser condicionado por una conducta indeseada. Cuando establecemos la diferencia entre amar y consentir, se desarrollan relaciones sanas, sustentables en el tiempo y herramientas para la vida que fortalecen las conductas asociadas con la constancia y el respeto. Un ser que es amado y disciplinado, aprende a alcanzar sus metas, es respetuoso y puede luchar por sus sueños con una autoestima saludable y seguro de sí mismo.

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