Los comandos de insurrección pueden conducir al terrorismo político

Por Marcio Enrique Sierra Mejía

Cuando escuchamos a emblemáticos líderes de la Alianza de Oposición, ciertamente cuadros orgánicos militantes del partido comunista y del partido socialista en Honduras, aliados explícitamente con el régimen de Maduro, Raúl Castro, Daniel Ortega y otros de mayor envergadura tales como Putin y Xi Jinping, así como también, conectados efectivamente a organismos no gubernamentales de desarrollo sostenible europeos promotores de la ideología socialista; la amenaza del terrorismo político en Honduras se vuelve inminente. Se entiende por terrorismo político “el uso, o la amenaza de uso, de la violencia por parte de un individuo o grupo, lo mismo si actúa a favor o contra la autoridad establecida, cuando esa acción pretende crear una angustia extremada o efectos inductores de miedo sobre un grupo seleccionado y mayor que el de las víctimas inmediatas, con el propósito de obligar a este grupo a que acceda a las demandas políticas de los perpetradores (Wardlaw, Grant, Terrorismo Político, Madrid, Ediciones Ejército, 1986, pág. 57.

Como se puede apreciar, la definición anterior sobre terrorismo político podemos sopesarlapara analizar el caso hondureño, en relación con la postura que adoptan los líderes de LIBRE; cuando asumen que “los comandos de insurrección”, serán pacíficos y no armados”. Para los anarcos socialistas y los comunistas, el terrorismo político no es la intención oculta que tienen al organizar “los comandos de insurrección”. Lo cual considero, es una postura política falaz porque realmente, la intención que tienen al crearse dichos comandos: es precisamente instaurar un contexto de terrorismo político en la nación. Y con ello inducir al Estado o sus fuerzas de seguridad, a caer en la trampa del delito político y las violaciones a los derechos humanos inducidas por la revictimización; tal como ocurrió, en el mes de enero de 2017 y que ahora nos tiene “en vilo” ante los organismos internacionales de derechos humanos.

La organización de los “comandos de insurrección” responde a la estrategia de conspiración que tienen los anarcos socialistas y comunistas para desestabilizar el gobierno actual y está directamente relacionada con la creación de condiciones que impliquen hechos de delitos políticos en los que el Estado hondureño se vea involucrado.

Al inducir el proceso de protestas callejeras a nivel nacional, los anarcos socialistasy comunistas pretenden agudizar la revictimización y causar hechos que evidencien al Estado en la comisión de delitos políticos. Este es el objetivo blanco subyacente al organizar los benditos “comandos de insurrección”. Ante tal amenaza, es lógico plantear que habrá consecuencias socioeconómicas y de agudización del conflicto social, que podría conducirnos a una crisis política de incalculables consecuencias para la sociedad en su conjunto, además del mal posicionamiento internacional que resulta ser, conveniente a ellos para justificar sus acciones en nuestro país. La estrategia política basada en la confrontación política violenta, en proceso de implementación, tiene una característica importante que se debe resaltar: y es que pretende realizar acciones tácticas haciendo uso de tácticas y medios “dañinos a la propiedad privada, destructivos y de irracional exposición de la ciudadanía para provocar la aplicación de medidas de seguridad ciudadana, aplicadas para devolver la paz social, que luego los anarcos socialistas y comunistas, las interpretarían como medidas disuasivas”.

Contrario sensu a las posturas propuestas por los anarcos socialistas y los comunistas que buscan la confrontación, los sectores demócratas liberal nacionalistas presentan otras estrategias de atracción política, que contribuyan a eficientar la gestión gubernativa para mejorar el desarrollo económico sostenible, evidenciando un anhelo de construir una cultura de paz, de reconciliación y de diálogo, postura que cuenta con el respaldo de la mayoría de la ciudadanía hondureña, cuya característica social destacada ha sido la tolerancia y la contención ante los diferentes retos que como población sufren.

Los comandos de insurrección, más que atracción política, generan repudio social porque promueven una descabellada idea de lucha política, que solo puede ser liderada y asumida, por personas descontextualizadas con las nuevas formas de satisfacción sociopolítica democráticas, que se están generando, ante las diferentes y novedosas circunstancias que conforman un ciclo de la visión política de la sociedad hondureña distinto. La izquierda hondureña, específicamente los sectores más radicalizados, no quieren entender que tenemos condiciones sociopolíticas que justifican la aplicación de estrategia de lucha política pacificas que podrían dar mejor resultados para sus fines políticos. La toma del poder en Honduras se puede lograr utilizando mecanismos de participación democrática que contribuyen a la inclusión amplia de los sectores sociales, particularmente, aquellos que se consideran no son atendidos por el Estado. Y que hoy por hoy constituyen el capital político humano que puede llevar al poder a cualquier fuerza política.