Triste vejez…

Por Jose Luís Moncada Rodríguez

Regresando de Cartagena de Indias, de magno evento que reúne expertos de sistemas de seguridad social, específicamente de modelos de jubilación o pensión, y revisando las condiciones de modelo de Honduras, la única idea que se me vino fue “triste vejez”.

Así es, recuerdo que a inicios de la década de los noventa, se celebró en Santiago de Chile seminario para conocer el modelo de ahorro individual de este país, 34 profesionales del sector público y privado hondureños participaron, la delegación más grande; después de casi 30 años, me gustaría preguntarles qué hicieron para promover reformas reales y efectivas para una mejor jubilación a los hondureños.

La mayoría de expertos en este evento en Cartagena llegaron a conclusiones que ya días o años conocemos y es que el régimen de reparto que surge en Alemania con Otto van Bismarck y que es en sí una pirámide, es decir los jóvenes pagan las jubilaciones de los mayores, ya fracasó, las causas son varias: aumento de expectativa de vida, esta ha crecido 15 años del promedio de cada país, la tasa de natalidad ha bajado, es decir menos en la base y lo que impacta sustantivamente es la informalidad, es decir masa laboral que no aporta a un sistema de reparto, en pocas palabras poca o nada de gasolina para mover este vehículo.

Este modelo es el que se implementa en Honduras a finales de la década del 50, al crear el IHSS, el cual ya de todos conocidos es la institución pública más saqueada por sus administradores y políticos, por lo mismo la más deficiente en servicios, lo que obliga a patronos y trabajadores a comprar atención de salud y de ahorro de pensión adicional, que constituye costos y por ende perder competitividad.

En el 2014, el actual gobernante anunció su propósito de hacer una reforma integral de seguridad social, que incluye la salud y pensión, ofreció a los más necesitados su inclusión y aseguró mecanismos solidarios para que todos pudieran accesar; en el 2015 se aprueba la Ley Marco del Sistema de Protección Social, la cual fue víctima de fe de erratas por manipulación indebida de algunos de sus autores, la misma adoleció de trabajo serio, disciplinado, sustentado; un proceso de esta naturaleza ocupa un equipo de profesionales multidisciplinarios y conocedores con asesoría de expertos de conocimiento de práctica internacional, el papel de los titulares de Salud y Trabajo son fundamentales, siempre y cuando la institucionalidad sea seria y capaz; el aporte de los beneficiarios, es decir la “fuerza productiva” igualmente debe ser conscientes de la necesidad y de una razonable implementación gradual, esta se ofreció, pero no se escuchó en su totalidad; resultando una reforma con debilidades estructurales y además poco viables a corto plazo, es tan así, que las leyes que activan el nuevo modelo están pendientes y si devienen de esta cuestionada ley pues continuarán con fallas, de manera que el objetivo será difícil de alcanzar.

Es imperativo que el gobierno retome este tema con la seriedad del caso, admitir errores es de sabios, el gobernante y los empresarios están en un afán de atraer inversión, muy bien, y eso es lo que ocupamos, mano de obra, más trabajo… pero estos ocupan salud y un futuro digno para su vejez a un costo razonable, bien administrado y calidad de servicio; así como estamos o pretendemos ir, será más elevado y por ende nada atractivo para inversionistas.

Ideas básicas: por qué seguir con un modelo de reparto si está comprobado su fracaso, sobre todo su insuficiencia financiera, competir con un modelo de ahorro no contribuye a desarrollar un sistema sólido, integral, solidario, que ha generado estabilidad en países cercanos como El Salvador y otros, si es bien cierto el modelo original, es decir Chile está en revisión, no sustenta que no sea mejor que el de reparto; desde el 2002 en Honduras hay fondos privados de ahorro individual voluntarios con éxitos, muchos conscientes de la necesidad de asegurar su vejez se afiliaron, hay que potenciar esta experiencia e implementar en el modelo obligatorio para que dé resultados eficientes, no importa si su gobernanza sea pública o privada, lo que ocupamos es tener la seguridad que nuestra vejez no sea triste.