Iglesia Católica: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos”

En la homilía dominical en la Catedral Metropolitana San Miguel Arcángel, el sacerdote Juan Carlos Martínez, dijo que “estamos atravesando un momento difícil, un mundo herido por la injusticia, con una economía úrsida y un modelo económico social destructivo”.

El mandamiento del amor constituye la comunidad de Jesús, por eso nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos, ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando, ya nos les llamo siervo, sino amigos.

Sin duda, el mensaje más hondo del evangelio de Juan se expresa en el amor fraterno, vivido en forma de amistad, no es simplemente amor al enemigo, es amor de hermanos que se vuelven amigos, Jesús es el que ha entregándole vida por todos, más que por sus amigos.

La diferencia entre el siervo y el amigo está en la ausencia en la realidad de la confianza, señores son aquellos que mandan porque saben más, sin tener que razonar ni compartir su secreto con los subordinados, que son siervos.

Jesús no tiene secreto para sus discípulos, al tiempo que se preguntó ¿Cómo ser amigo de Jesús?, acogiendo su amor, todo lo que he oído a mi padre los he dado a conocer, lo que Jesús ha oído al padre es su designo de amor y de vida sobre el ser humano.

Él ha venido a ofrecernos su amistad y a crear un mundo nuevo, de amor, de justicias y de paz, por eso estamos atravesando un momento difícil

En la homilía Martínez insinuó la experiencia más profunda que Jesús vive y que se refiere al amor el que le comunicó con fuerza a sus discípulos.

“Jesús desea que vivamos su alegría y que esa alegría la vivamos en plenitud, no hay mejor alegría que el sentirnos valiosos y amados por Dios y ningún ser humano puede vivir sin alegría que nace de la experiencia de ser amado”, manifestó el prelado.

El sacerdote enfatizó que Jesús ha venido a ofrecer su amistad y a crear un mundo nuevo, de amor, de justicia y de paz. “Por eso estamos atravesando un momento difícil, un mundo herido por la injusticia, con una economía úrsida y un modelo económico social destructivo”, cuestionó.

Reprendió que los cristianos no pueden permanecer indiferentes y el único designio de Dios sobre el mundo es el amor y la vida y el papa Francisco invita a salir de nosotros mismos e ir hacia las periferias sociales, al encuentro de los más necesitados e ir también a las periferias existenciales, es decir, a tantos hombres y mujeres que aún con sus necesidades básicas satisfechas, viven vidas sin sentido, encandilados por las luces del mundo, del espectáculo que les entretiene, pero no colman sus aspiraciones más profundas ni dan respuesta a los anhelos de su corazón

“Solo en el encuentro con Jesús Resucitado, el corazón humano experimenta la felicidad más profunda que todos buscamos”, concluyó.