Una entrevista que dio esperanza y fue aleccionadora

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

Haber escuchado al director de Investigaciones Criminales de la Policía Nacional, comisionado Rommel Armando Martínez me causó tremenda satisfacción. Concluí que la entrevista dejó apreciar una muestra contundente del nuevo perfil del talento humano que ahora integra el directorio estratégico de la Policía Nacional. Dos fueron las conclusiones cruciales que pude inferir: la primera conclusión es que las preguntas que le hizo el periodista le  permitieron al entrevistado generar, en nuestra conciencia, la esperanza que la investigación criminológica va encaminada con objetividad científica y tecnológica, y que posibilitó al auditorio que la miró, comprobar la seriedad, la capacidad intelectual y la experiencia pragmática del entrevistado para discernir el tema; no solo en el abordaje del hecho de la comisión del  homicidio criminal, sino que contribuyó también, a darnos la esperanza en que la prospectiva futura de la investigación criminal va a superar la antigua práctica desarrollada en este campo de la investigación policial. La segunda conclusión es que nos dio lecciones importantes que la ciudadanía hondureña debemos asumir con atención, para facilitar esa labor investigativa y no estropear los procesos que ello implica, que no son sencillos pero complejos y toman perseverancia investigativa, análisis agudo y su tiempo apropiado, sin perder la meta de la investigación que es demostrar quién fue el homicida, o los homicidas basados en pruebas contundentes.

En definitiva, se pudo percibir con claridad, dada la acertada contextualización histórica que hiciese el comisionado director de Investigaciones Criminales de la Policía Nacional, los por que   se produce el tránsito al “cambio de época”, y ahora la investigación criminal, es moderna, fortalecida, más eficiente, efectiva, ética y científica
En la antigua época de “casamata”, tuvimos un proceso de investigación criminal policial desfallecida, francamente ineficiente, corroída por una galopante corrupción y una inefectividad investigativa, que contribuyó a desconfigurar a todo el sistema policial, creando desconfianza y desesperanza.  La colusión entre fuerzas del mal y la policía fue evidente y penosa. Lo cual, ha cambiado y ahora transitó a una nueva época policial en la que aún enfrentan valladares a ser superados, pero que avanza con pasos firmes, poco a poco, progresivamente y sin desviaciones enfermizas o corruptivas, augurando prospectivamente la consolidación de la “nueva época policial”; que obviamente, se desarrolla ante nuevas brechas políticas, económicas, sociales y culturales. Este proceso de recomposición policial está lejos de ser lineal o de registrar una secuencia única porque su dinámica de desarrollo, se produce en un proceso vigoroso de modificación de las relaciones de clase, que repercuten enormemente en la manera en que cada grupo social se proclama ante el cambio policial. En un contexto de gran asimetría de sectores dominantes que han reforzado su confianza de clase, su seguridad ontológica, mientras que otros medios y populares atraviesan por un período de fractura social, de quiebres de identidad y nuevos procesos de exclusión.

En relación con la segunda conclusión inferida de la entrevista, caben destacar ciertas lecciones que atañen tanto al sistema policial como a la ciudadanía propiamente dicha, las cuales deben considerarse y ser empoderadas para contribuir a crear una cultura de investigación criminal, en las que impere la cooperación mutua, tanto a lo interno como en lo externo del sistema. Es importante lograr integrar las plataformas digitales que producen variables e indicadores de violencia debidamente validadas en su alcance analítico, para facilitarle a la Dirección de investigaciones criminales los datos adecuados del “contexto del delito”, que le sirvan en las investigaciones sobre comisiones de delito. Al respecto, la  Secretaría de Seguridad ha emprendido con éxito, bajo la responsabilidad del Centro de Estudio y Análisis de Convivencia y Seguridad Ciudadana (CEASCI), acciones de gestión pertinentes con el Centro Nacional de Información del Sector Social (CENISS), el PNUD a través del programa Infosegura, la Universidad de Wisconsin a través del Instituto de Estudios Latinoamericanos y del Caribe y otros socios estratégicos internacionales interesados en dar apoyo correspondiente al análisis de la violencia, cartas de entendimiento que harán posible el fortalecimiento de la conectividad tecnológica (software y hardware) y acompañamiento analítico al sistema integrado de variables e indicadores debidamente procesados y analizados.

En cuanto a la prevención en materia de seguridad, también está definida en el área de investigación criminal, porque es una de las etapas más importantes del proceso penal, cuyo objetivo principal es la búsqueda de la verdad, por medio del uso de los mecanismos técnicos investigativos; sin embargo deben seguir fortaleciéndose aquellas instancias como medicina forense, unidades investigativas en la escena del delito que pertenecen a la Policía Nacional, a fin de poder prevenir la contaminación del escenario del delito y de la prueba, y que la misma pueda tener el soporte técnico científico requerido para su sostenibilidad durante el proceso penal judicial.