El final del TPS

Por Rafael Delgado Elvir
Economista. Catedrático universitario

Por dos décadas el TPS fue el mecanismo que hizo posible la estadía en EUA de miles de hondureños que después del huracán Mitch abandonaron nuestro país. Ahora que el gobierno norteamericano anuncia la terminación de este status especial para enero del 2020, se cierra una puerta para estos compatriotas que deberán buscar otros caminos y destinos. Esta decisión no sorprende ya que se habían dado pasos en este sentido con los ciudadanos de otros países. Además no es una sorpresa, tomando en cuenta que en EUA gobierna una élite aislacionistas que rememorando tiempos ya superados, pretenden resolver los problemas del país con un alto costo social para los extranjeros y demás países. Así lo han venido haciendo en los últimos meses a pesar de la oposición de muchos sectores que ven con rechazo el control de las principales decisiones del país por parte de la derecha extrema.

Ante tal decisión algunos van a tomar el camino de regreso a Honduras. Otros tomarán el camino de quedarse, incluso en condiciones de ilegales. Creo que habrá otro porcentaje importante que tomará el camino de solicitar un status diferente y quizá logren obtenerlo. Es todavía atrevido plantear cifras sobre la dimensión posible que representará el retorno de estos hondureños. En cualquier caso, el país debería ver esto con una óptica realista. En todo esto definitivamente hay muchos problemas y riesgos, que deberán superarse, para convertirlos en una nueva oportunidad.

Estoy seguro que el tiempo que estos hondureños vivieron en EUA no fue en vano. Muchos han crecido y se han desarrollado profesionalmente en ese país; se han integrado al mercado laboral exitosamente; han fundado sus familias; otros han emprendido negocios, en fin han logrado salir adelante. Una nueva cultura del trabajo y de la vida han logrado aprender los hondureños. Acostumbrados a vivir en un país con instituciones más sólidas que las nuestras, deben traer un entendimiento diferente acerca de la política y los gobernantes; mayor sensibilidad respecto a aspectos tan odiosos como la corrupción en la política y los negocios, con respecto a la impunidad y el irrespeto a las leyes. Son todos estos activos intangibles excelente para un nuevo comienzo y para un aporte sustancial al país.

Las situaciones no se repiten de igual forma y las comparaciones siempre resultan incómodas. Pero esto hace recordar a Alemania al menos en el sentido que también estuvo ante una situación donde se enfrentó al retorno masivo, no de miles, sino de millones de alemanes expulsados de los países de Europa Oriental, después de la Segunda Guerra Mundial. Y la situación era más grave: el país y su gente estaba en ruinas después de una guerra devastadora. La historia indica que estos retornados con el tiempo, se convirtieron en un factor importante para lo que se llamó posteriormente el milagro alemán. Era ante todo fuerza de trabajo que venía dispuesta al trabajo y que se incorporó en esos primeros años después de la guerra en la reconstrucción de las industrias y las ciudades.Quizá haya que profundizar en experiencias como esta.

Bajo estas circunstancias a las que se enfrentan los hondureños tepesianos, corresponde que todo el país se una para recibirlos. Necesitamos en primer lugar de un gobierno ágil en la generación de espacios para estos hondureños creando las condiciones para que vengan a invertir sus ahorros y a fundar sus empresas; de un gobierno que se olvide de la demagogia y el engaño.Pero también, requerimos de una empresa privada visionaria, incluyendo a la banca, que salga de sus mezquinos esquemas de hacer dinero y que sepa reconocer en estos hondureños una fuerza laboral valiosa que puede incorporarse exitosamente al mercado laboral, a los negocios y a la transformación de este país.

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