Tras el silbatazo que sentenció una nueva eliminación en el Mundial, Rafael Márquez se dio tiempo de consolar a algunos compañeros que sí terminaron el partido y lloraban. Luego, se persignó, miró al cielo y desapareció por el túnel del estadio.
Tras el silbatazo que sentenció una nueva eliminación en el Mundial, Rafael Márquez se dio tiempo de consolar a algunos compañeros que sí terminaron el partido y lloraban. Luego, se persignó, miró al cielo y desapareció por el túnel del estadio.