Cane, limpio y ordenado

Por: Segisfredo Infante

Un amigo taxista, que es dado a las hipérboles, me expresó hace varios meses que Cane “es el pueblo más desarrollado de Honduras”. Tal afirmación me dejó perplejo. Había que indagar primero qué entendía el amigo por el concepto “desarrollo”. Razón por la cual me interesó sobremanera conocer personalmente el municipio de Cane. De tal modo que hace aproximadamente un mes atravesé el valle de Comayagua, con el objeto particular de semblantear la realidad imaginada de Cane, que según una tradición oral se trata de una comunidad fundada con individuos que fueron, previamente, lavadores de oro de placer en las vegas del Guayape, en el departamento de Olancho, una subregión hondureña que fue mitificada, maravillosamente, por el poeta cubano del siglo diecinueve don José Joaquín Palma Lasso, el primer personaje que según mi amigo el poeta don Rolando Kattan, publicó el primer poemario en Honduras, ya que guarda en sus anaqueles la primera edición.

El posible origen olanchano del pueblo de Cane, es harto difícil demostrarlo. Pero ocurre que algunos apellidos coloniales, y sefarditas, coinciden plenamente. Estas cosas las he conversado, informalmente, con el dirigente de patronatos don “Toñito” Chávez, quien es oriundo de aquella tierra interior, casi paisano del doctor Suazo Córdova. También he conversado los asuntos relativos a esta comunidad, con mi amiga la lingüista y lexicógrafa Águeda Chávez, profesora del Centro Regional Universitario de Danlí. (Ambas personas, como varias otras buenas amistades, han estado muy preocupadas por mi reciente estado de salud, cuyos nombres, Dios mediante, algún día publicaré).

Al visitar el pueblito de Cane quedé deslumbrado. Algo llevaba de razón el amigo taxista antes aludido. Percibí la belleza, el colorido, el orden y la limpieza acogedora de un municipio prometedor. Casi todas las casas, por grandes, medianas o pequeñitas que sean, están hermoseadas según los colores y el gusto de sus vecinos. Las calles están pavimentadas y limpias. No se mira basura ni desorden por ningún lugar. Nadie mancha las paredes de nadie. Algún tipo de interiorización cultural han recibido sus habitantes (quizás de los alcaldes, los profesores y de la Iglesia católica misma), para que este bello fenómeno sea posible, en un lugar casi remoto, en las proximidades del ombligo histórico-geográfico de Honduras, a poquísimos kilómetros de la ciudad de La Paz.

Sin embargo, aquí vienen los bemoles, el pueblo presenta algunas contrariedades que podrían superarse. El clima es bastante cálido y las posibilidades de empleo son muy escasas. También hay problemas de conexión de agua potable con el municipio de La Paz, algo similar a la conflictividad tradicional entre San Marcos de la Sierra y sus vecinos de Yamaranguila, en el departamento de Intibucá. Águeda Chávez me ha explicado que la mayoría de los habitantes del municipio de Cane han tenido que emigrar, para terminar de profesionalizarse y conseguir trabajo, y luego auxiliar a sus familias. Una enfermera del Seguro Social (también oriunda de aquel bello pueblito) me confirmaba las afirmaciones de la profesora Chávez, añadiendo que el Instituto de Secundaria ha tenido que ver, en forma decisiva, con el proceso de formación cultural de la comunidad.

Frente a todas estas cosas se me ocurrió que Cane podría convertirse en el municipio piloto del proyecto de don Rodrigo Wong Arévalo, y de su consejo editorial (de “TEN Canal Diez”), con miras a inculcar en el alma de todos los hondureños el deseo de limpieza absoluta de cada calle, de cada casa y de cada carretera, para solventar el problema de la acumulación de basura incluso en ciudades como Tegucigalpa y sus alrededores. Es común que la gente lance envases y conchas de banano en medio de las calles de las ciudades hondureñas, olvidando que con tan pésima costumbre colocan en peligro de muerte a los peatones que podrían resbalarse y ser atropellados por los conductores de carros y por los abusivos motociclistas de todos los días, que son los causantes del mayor número de accidentes viales en las más importantes ciudades del país, por la manera vertiginosa de sobrepasar, por la derecha o por la izquierda, sin ningún respeto a las leyes de tránsito. Estos motociclistas, encima de poner en riesgo la vida de los demás, ponen en riesgo la preciosa vida de ellos mismos, creándoles serios problemas a los conductores de carros.

Cane podría convertirse, además, en un destino turístico del interior de Honduras, si acaso en ese lugar se implementara una novedosa pequeña industria de artesanías, con varios restaurantes para gastronomías típicas. Eso dependerá, en buena medida, de la iniciativa de sus autoridades edilicias, y del apoyo del gobierno central. ¡¡Sea!!