María Magdalena cumplió 118 años junto a sus 134 bisnietos

  • “La sandía maduraba el color… color róbelo de la mujer, que en cama no se mete con cualquiera”, cantaba María Magdalena Meza, durante la celebración de sus 118 años, junto a su numerosa familia.

CUCUYAGUA, Copán.- Su voz pausada, pero fuerte, le permite, dar cualquier orden y ser muy bien escuchada por sus familiares y amistades.

Esta radiante mujer de 118 años, es originaria de Cucuyagua, Copán, donde ha vivido y logró formar una familia de más de 163 descendientes que festejan cada día de vida de su matriarca.

Para María Magdalena, cada día trae nuevas sorpresas y lo recibe con el mismo entusiasmo, siempre pensando que las visitas no vayan a encontrar su casa sucia.

“No me gusta que mi casa este sucia, yo barro, aunque no me dejan, pero ahí ando haciendo la fuerza, porque todavía puedo”, expresó Meza, que no se resiste a solo estar sentada.

Sus hijos Victoria, Berta, Lidia, Carlos, Blanca, Margarita, María Dolores, Marcos, Juana del Carmen, Daniel y Erlinda, son producto del gran amor que ella y su esposo se profesaron.

Sus nietos ya son muchos dice ella, pero todos le sirven para reír y recordar la infancia de sus hijos.

Su esposo falleció hace unos 20 años, manifestó una de sus nietas, quien asegura que su abuela a pesar de los años y los golpes de la vida sigue siendo una mujer fuerte y con carácter.

No permite que pase una cosecha de maíz y no probar los elotes de su tierra y darle el punto para los tamalitos, que siempre espera compartir con su familia.

Pero los tiempos pasan y ella sigue recordando y cantando las canciones que en su juventud bailó y que aún sigue bailando cuando las canta, pero su música preferida es la de la marimba.

ALEGRE Y OPTIMISTA

La música y el baile es de las cosas que más recuerda de su juventud así mismo indicó que “me gusta toda la música, pero me encanta la marimba yo bailé con esa y me acuerdo bien y también cocino si me visitan les voy a tener una gallina solo me avisan para prepararme”.

Pero también le gusta que la visiten y no desaprovecho la oportunidad para invitar a LA TRIBUNA a su casa, donde aseguró los esperará con una gallina que ya empezará a engordar.

Sus energías y facilidades para moverse y agacharse son mejores que la de muchos de sus hijos.

La copaneca es la mujer con más años en Honduras y una reliquia para quienes le conocen, y escuchan sus anécdotas y consejos que según ella los que más necesitan que les hablen es a los jóvenes.

“Ahora los muchachos ocupan muchas palabras y buscar de Dios, estos tiempos no se parecen a los míos para nada”, exteriorizó la anciana.

Dedicó su vida junto a su esposo a cuidar y criar a sus hijos para hacer de ellos hombres y mujeres de bien, sin que la avergonzaran por sus actos.

Ahora esta familia que logró formar, cuida de ella y no le permiten hacer nada, pero como quien manda, manda y ella no está para recibir órdenes todavía, se levanta muy temprano para ayudar con el aseo de la casa.

Ana Portillo es una de sus nietas, pero que creció con su abuela como otra hija y que afirma “la cuidamos mucho por su edad y es una gran bendición que Dios nos la haya prestado tantos años”.

María Magdalena Meza ya no tiene una figura de los quince años, pero el tiempo no ha sabido marchitar esa fuerza que ha hecho que ella le ponga vida a sus años. (DS/Fotos José Alemán)