Desamparadas huérfanas con discapacidad mental

Dos mujeres de 46 y 38 años, quienes sufren discapacidad mental, han quedado a la mano de Dios, sin sus medicinas ni el pan de cada día, luego que su madre de 77 años falleciera el sábado anterior, en la vivienda prestada donde viven, en la colonia Los Pinos, en Tegucigalpa.

Las huérfanasson Leticia Acosta Castillo (46) y su hermana, Arely Castillo Acosta (38), quienes con gestos de angustia, lágrimas y palabras apenas comprensibles, “contaron” a LA TRIBUNA su tristeza y tener mucha hambre.

Su madre, la pepenadora María Marta Hernández Solórzano, falleció el sábado anterior. De esta forma huyó para siempre de la pobreza extrema en la que transcurrió su vida, ya que recogía latas y envases plásticos para venderlos y así darles de comer a sus dos hijas con retraso mental.

Esta madre hondureña fue un ejemplo de trabajo honrado para sus muchachas, y pese a la adversidad, se llevó en el corazón el sueño de tener una “casita” para que sus hijas no quedaran desamparadas, porque fue una mujer de fe.

Lamentablemente, sus deseos no se le cumplieron. Al caer postrada, su salud empeoró, ya que luego de estar en su lecho de enferma se le produjo una llaga en la cadera. A duras penas logró recuperarse de esa lesión, gracias a la buena labor de una enfermera vecina suya, y de doña Agripina Cantillano, presidenta de la junta de agua de la colonia Los Pinos de Tegucigalpa.

RENQUEANDO SE PUSO DE PIE

Ante la falta de comida y medicamentos para sus hijas, por amor a ellas, se puso de pie una vez más, se olvidó de su renquera y salió a las calles a recoger latas y envases. Pero esta labor solo la pudo hacer por tres días, hasta que el sábado anterior, en horas de la noche, finalmente expiró.

Al ver que la anciana estaba inmóvil y con el cuerpo frío, sus hijas comenzaron a llorar sin consuelo, junto al nieto de la pepenadora, Carlos Alberto Hernández (28). El lloro de los tres parientes hizo que sus vecinos llegaran a la vivienda para solidarizarse con ellos.

Ahora, el nieto de la difunta, ayuda a sus primas con lo único que tiene: sus manos para bañar, cambiar pañales y vestir a una de ellas, así como su buena voluntad.

Con tristeza, el joven manifestó que “le pido al Presidente Juan Orlando Hernández que se apiade de nosotros, y que nos pueda construir una casita… Se la prometieron a mi abuelita y ella nunca perdió la esperanza en que se la darían”.

SIN PISTO PERO CON VOLUNTAD
NOBLE PRIMO BRINDA APOYO

Carlos Hernández, junto a su “abuelita”, días antes de que esta falleciera.

El nieto de la difunta, Carlos Alberto Hernández, se ha convertido en el “ángel” salvador de sus primas con problemas mentales, Leticia Acosta Castillo (46) y su hermana, Arely Castillo Acosta (38), quienes asisten regularmente a consulta al Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza.

Como el retardo mental de Leticia Acosta es mayor, Carlos tiene que cambiarle hasta los pañales, mientras que, a pesar de su daño mental, Arely se arriesga día a día al salir a las calles a recoger basura, sin saber exactamente por qué lo hace.

A finales del 2016, LA TRIBUNA publicó por primera vez el reportaje de la penosa situación en la que vive esta familia, por lo que personal del Programa “Vida Mejor”, llegó a visitarlos y le ofrecieron a doña María Marta que le iban a construir una casa.

“Eso la emocionó mucho, y hasta soñaba con tener un lugar digno donde vivir…”, dijo Carlos. Ahora quienes necesitan el inmueble son las dos huérfanas víctimas del desamparo.

La presidenta de la junta de agua de la colonia Los Pinos, Agripina Cantillano, manifestó que ahora más que nunca, estas personas necesitan una casa.

“Es muy triste, porque esta anciana murió pensando en las difíciles condiciones que dejaba a sus hijas especiales, eso es frustrante… ahora no se sabe el futuro de estas dos muchachas, porque Carlos, su primo, no puede hacer mucho por ellas”.

EN FOCO
PERSONAS NOBLES PUDEN AYUDAR A LAS HERMANAS

Las personas que deseen aportar su “granito de arena” con esta familia especial, pueden comunicarse con Carlos Alberto Hernández Solórzano, al teléfono 9656-8250. (Por: Efraín Banegas)