La democracia es primordial

Por Nery Alexis Gaitán

Con la reciente experiencia que nos dejó la crisis postelectoral, se hace necesario reflexionar una vez más, sobre la importancia de defender nuestro sistema democrático. El populismo de izquierda, jefeado por Manuel Zelaya y con Salvador Nasralla de mampara incondicional, intentaron nuevamente tomar el poder y desestabilizar nuestro sistema democrático. Sin importarles incendiar el país y crear caos, dolor y muertes.

El término democracia tiene su origen en Grecia y se forma a partir de los vocablos “demos”, (pueblo) y “kratos” (poder o gobierno). Este concepto se empezó a utilizar en el siglo V a. C. La democracia es entonces el poder del pueblo, donde este participa de todas las decisiones importantes de la vida nacional. Según define el manual, democracia es “una forma de organización de grupos de personas, cuya característica predominante es que la titularidad del poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que la toma de decisiones responda a la voluntad colectiva de los miembros del grupo. En sentido estricto, la democracia es una forma de gobierno, de organización del Estado, en la cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que les confieren legitimidad a los representantes. En sentido amplio, democracia es una forma de convivencia social en la que los miembros son libres e iguales y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.

La democracia se define también a partir de la clasificación de las formas de gobierno realizada por Platón primero y Aristóteles después, en tres tipos básicos: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno “de los mejores” para Platón), democracia (gobierno de la multitud para Platón y “de los más”, para Aristóteles).

Hay democracia directa cuando la decisión es adoptada directamente por los miembros del pueblo. Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes. Por último, hay democracia participativa cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios mecanismos plebiscitarios. Estas tres formas no son excluyentes y suelen integrarse como mecanismos complementarios. La democracia, a lo largo de la historia, ha demostrado ser el mejor sistema de gobierno, en donde todos tienen igualdad de oportunidades.

Honduras volvió a la vida democrática en 1982, después de varios gobiernos militares. A partir de entonces se ha fortalecido el sistema democrático con la instauración de los tres poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Es cierto que el país afronta problemas de pobreza y de injusticia social, y es preciso que los que más tienen distribuyan esa enorme riqueza que poseen y la inviertan en el país para crear fuentes de trabajo que impacten en la vida nacional de una forma positiva. La democracia permite que las relaciones laborales se hagan en un clima de justicia social en donde se les brinden derechos laborales a los trabajadores de una forma justa y equitativa.

Es dentro de los parámetros de la democracia que nuestro país va a salir adelante y erradicará el subdesarrollo que nos caracteriza y que tanto daño nos hace. Querer cambiar nuestro sistema democrático por uno dictatorial, como desean los de Libre, es lo peor que nos puede pasar ya que venderíamos cara nuestra libertad de elección en todos los ámbitos de la vida nacional. Se hace necesario que aprendamos a defender nuestra democracia. Sabemos que afrontamos problemas, pero la solución a los mismos se debe buscar mediante un equilibrio social de convivencia.

Quizás nuestra democracia no sea perfecta, sus errores tiene, pero es el mejor sistema de vida que hemos encontrado y el que hemos elegido la mayoría de los hondureños. Hagamos uso de los mecanismos democráticos para que seamos más beligerantes; señalemos lo malo y exijamos la aplicación correcta de la ley en la defensa de nuestros derechos, eso fortalecerá nuestro sistema democrático y hará la diferencia por el bien de nuestra nación.