El talón de Aquiles

Por Carlos Eduardo Reina Flores

Todos los días cuando me amarro el cordón de los zapatos veo la cicatriz a la altura de mi tobillo izquierdo. Me hago la idea que se trata de una épica lesión, digamos, como el talón de Aquiles. Al nacer, Tetis, su madre, quizo bañarlo de inmortalidad, sumergiéndolo en el río Estigia. Sostenido del tendón, la corriente de agua mojó todo su cuerpo, menos el talón derecho que quedó vulnerable. De la zambullida emerge el mito del “talón de Aquiles”.

Las proezas en la mitología, ya sean narraciones en prosa o en verso, avivan la imaginación. Pero nunca como lo insondable del misterio entre la realidad y la ficción, entre la historia y la fantasía. Fábula o verdad hay para divagarse en alucinación en la guerra homérica de Troya. Su relación a los siete pecados capitales. Tanto los mortales, como los dioses fueron actores y testigos de aquellas batallas legendarias. Es Homero, en su inmortal poema, que nos transmite cada fascinante hazaña de la epopeya. De allí que “talón de Aquiles” se ha convertido en equivalente de un punto débil. El único lugar del cuerpo, utilizado por su madre para sostenerlo, que no fue rociado por el agua privándolo, en ese punto exacto, de invencibilidad.

Fue el rapto del príncipe de Troya, enamorado de Helena, la mujer más bella del mundo, esposa del rey de Esparta, lo que inció la guerra. Cuenta la leyenda que fue una diosa chismosa la que informó a Paris, formidable arquero, sobre el punto débil del guerrero griego. Aquiles dió en la batalla sobrada muestra de su destreza como de fuerza, hasta que fue alcanzado por la flecha mortal, ni más ni menos, en su vulnerable tobillo.

La única agua santa que recibí recién nacido fue en la pila bautismal; pero este acto sacramental no es facsimile del relato griego. Tendré que aceptar como lección de lo leído, que no hay inmortalidad posible -como todo en la mundana tierra es imperfecto- y que hasta los sumergidos en ríos milagrosos tienen debilidades y flaquezas. Así que mientras dure, lo que queda es el elixir de la vida. Además que el guerrero griego tenía su fragilidad en el talón derecho y mi lesión es en el izquierdo.