Dirigir… ir adelante

Por José Luis Moncada Rodríguez

Los acontecimientos políticos recientes y relacionados con el diálogo político, poselectoral, están dejando al descubierto realidades sobre las debilidades de liderazgo en el país, igual para los que representan al partido gobernante como la oposición, líder es dirigir… ir adelante, y más bien parece lo contrario vamos para atrás.

Queda claro que ser dirigente de un partido político no lleva en sí el ser líder, y esto se evidencia con posiciones de división interna, restar en vez de sumar, considerarse impoluto y por lo mismo atribuirse consideraciones de señalar y amenazar , y en los pocos espacios públicos se demuestra sin identidad propia, siguiendo y copiando posiciones de otros nuevos partidos y sus cuasi dirigentes, la academia es buena para todas las materias, pero depende del alumno y del maestro, y en el caso de liderazgo más allá de aprender con el transcurso de la vida hay un porcentaje parte de los genes.

Un líder tiene diferentes facetas, que tienen que ver con la circunstancia que enfrenta, pero tambiéńn con las necesidades individuales de quienes lidera. El líder tiene que ser capaz de identificar qué tipo de motivacióńn requiere cada uno de quienes lo siguen. No todos los días, no con todas las personas, debe ejercerse el mismo tipo de liderazgo. Sin decirlo, lo que se insinúa es que un líder debe ser empático: reconocerse en el otro y entablar el puente que le permita al otro reconocerse en él.

Un líder aprende constantemente ya que tiene más oportunidades de ganar. El papel del conocimiento y del aprendizaje en la toma de decisiones públicas es vital, hay que salir de la zona de confort intelectual, por un lado, porque la responsabilidad pública exige conocer de los temas que se enfrentan y, en segundo lugar, porque los liderazgos reales tienen que confrontarse a la crítica, confiar en que otra gente puede detectar sus errores y plantear soluciones.

Un líder, por lo tanto, debe ser responsable, pero primero debe reconocer su falibilidad. Un líder aprende de la historia. “Me gusta leer biografías”, confieso… “Pero no solo de los olímpicos”, no solo de los grandes héroes nacionales; me interesaron entre otros… Robespierre, Chen Duxiu, Churchill, Perón, Pedro l Emperador de Brasil, porque la historia es importante y no podemos reescribirla por decreto. Para poder transformarla, debemos conocerla. Pero no solo desde el punto de vista de los procesos nacionales; no en los grandes agregados, sino en las reflexiones detalladas del trayecto individual. La introspección ajena como leccióńn de humanidad, de historia y de perspectiva.

Un líder es parte de algo que lo trasciende. “Cualquier persona puede estar llamada a algo extraordinario en cualquier día… y hay que estar preparados”, parece ser la filosofía de vida del líder. La vocacióńn que exigimos al servidor público, pero que realmente podemos compartir todos. La idea de que todos somos importantes y podemos ser determinantes. Todos queremos “trabajar en algo que sea más importante que nosotros mismos, con gente que piensa lo mismo, en algo que es importante para tu país”.

Un hombre o mujer que entiende la importancia del individuo en el quehacer colectivo y de lo colectivo en la motivacióńn individual. Un hombre o mujer que entiende que el liderazgo se ejerce horizontalmente. Un hombre o mujer que aprende de sus antecesores, de sus ídolos y de sus correligionarios, que aprende constantemente. Un hombre o mujer ocupado por transformar realidades dolorosas, cuidadoso en sus juicios, preciso en su análisis. Un líder como los que nos hacen falta y como lo que podemos y que todos podríamos llegar a ser.

La historia política de Honduras no es tan rica en líderes, somos un país joven, apenas estamos construyendo, pero no veo suficiente madera; si es bien cierto los tiempos son otros y la tecnología y comunicaciones hacen que se construyan líderes que porque usan Twitter y otros crean que ya ocupan espacios y serán seguidos, la realidad es otra, hay momentos y posiciones y sobre todo acciones y no pocas las que podrán ser válidas para un reconocimiento de liderazgo.

Necesitamos verdaderos líderes, ojalá se animen varios, que el país los necesita… pichingos no… estos regresen donde sirvan.