Lo que el tiempo borró…

Por: Carlos Arturo Matute

  • Poco a poco la capital ha ido entrando al modernismo. A veces a costa de borrar el legado histórico que dejaron nuestros antepasados.

Hola mis amables lectores. Nuevamente con ustedes en fin de semana con estas lecturas que les sirvan de relax, dejando un lado, aunque sea por algunos instantes, tanta noticia” fea” que nos inundan los diferentes medios de comunicación.

Estos solamente cumplen con su deber de informar. Pero refleja lo mal que andamos, en el plano de seguridad, en lo económico, en el desempleo, en la “molotera”, para poner unos pocos de tantos ejemplos del clima que vivimos a diario.

Noten que hay escasas noticias positivas. Que nos alegren, nos animen, que nos hagan sentir que el esfuerzo de nuestro trabajo no es en vano y que el futuro de nuestros niños y jóvenes es prometedor.

En fin, mejor los invitamos a dar a dar un paseo por el túnel del tiempo…

AYER Y HOY

Nada es estático, todo es mutante. Lo que ayer fue, hoy no lo es. Lo que antes estuvo en un sitio hoy se presenta con nuevos inquilinos. Con nuevos protagonistas. Son sitios por donde pasaste algún día, conociste pulperías, salones de belleza, fábricas, bares, farmacias, almacenes, bancos y más. Hoy ya no están.

Por ello, hoy te traemos algunas imágenes de lo que viste un ayer y lo que miras hoy. Todas las ciudades están sujetas a cambios para pasar a formar parte del modernismo.

Ayer y hoy. Calle del Comercio en el centro capitalino. Frente parque La Merced.

Las necesidades van variando con el correr del tiempo y la presión del crecimiento poblacional obliga a adoptar nuevos sistemas en todos los órdenes. El urbanismo es uno de ellos.

Pero hay que decir también que algunos gobiernos municipales, tomando decisiones equivocadas, al ignorar y no preservar nuestra historia, ese modernismo accionado; “mató” sitios históricos, emblemáticos, que debieron salvaguardarse.

Para citar uno de tantos ejemplos en nuestra capital, ese edificio en donde albergó el viejo Banco de Honduras, besando uno de los costados de la Plazoleta Central.

Pasó a ser sede de oficinas gubernamentales y hoy aparece como uno más. Cuando –restaurado, siguiendo los fundamentos del Instituto de Antropología e Historia- debió hoy ser parte de nuestro rico legado histórico.

DEBE PRESERVARSE

Oportuno agregar. El rico pasado histórico en cualquier ciudad de Honduras debe preservarse. Italia al modernizarse no destruyó la Torre de Pisa, el Panteón de Agripa ni la Fontana de Trevi.

Tampoco Los Foros Imperiales (laberinto de pequeñas tiendas, pasillos y calles empedradas que te sumergen en la vida cotidiana de la antigua Roma).

Madrid no derribó la Puerta de Alcalá. Francia, no destruyó el Museo del Louvre, La Fuente de los Mares en la plaza de La Concordia en París, el Palacio de Versalles.

Tampoco Los Campos Elíseos. Esta es la avenida más grande y concurrida de París. Tiene su origen en 1616 y cruza las principales atracciones y lugares turísticos de la ciudad.

Volvamos acá. En 1877, la Tegucigalpa del ayer contaba con 5,774 habitantes en su área urbana. Estos de concentraban especialmente en los 7 únicos barrios que existían entonces: Barrio Central, Barrio Abajo, Cuesta del Río, La Ronda, La Plazuela, La Hoya y El Guanacaste.

Se dice que de todos, los más poblados eran el Barrio Central y Barrio Abajo. Para esa fecha, Tegucigalpa era un importante centro minero y a eso se debía la enorme concentración de ciudadanos en sus alrededores.

La gran cantidad de personas hizo que fueran surgiendo muchos otros pequeños negocios como zapaterías, herrerías, sastrerías, carpinterías, y muchos más. Todos estos se aglomeraban en las cercanías de la plaza central capitalina.

SE REPARTIERON

Ayer y hoy. Legendario barrio La Hoya. Antes aquí sitios famosos, pulperías como La fresa, más abajo Camisería Maya de Gaetano Bove, Bar del Negro Williams, casa de Clementina Suárez, entre otros. El tiempo los borró.

En los alrededores de Tegucigalpa y Comayagüela se repartieron muchas de las tierras ejidales. La idea principal era la construcción de viviendas y el cultivo de granos básicos necesarios para abastecer a los pobladores de la ciudad.

Estos terrenos terminaron siendo vendidos a un selecto grupo de personas adineradas. Fue entonces cuando las prominentes familias españolas se repartieron los mejores. Los que estuvieran más cerca de la plaza central.

En 1891 se instaló el agua potable para abastecer casi exclusivamente al sector público de la ciudad capital. En 1895 se realizó la primera instalación de la energía eléctrica a través de un contrato con una compañía extranjera.

Así, poco a poco la Tegucigalpa del ayer ha ido creciendo y desarrollándose. Entrándole al modernismo muchas veces a costa de borrar el legado histórico que dejaron nuestros antepasados.

Los días pasan y todo evoluciona. Y qué mejor que estas gráficas para que hagas un pequeño recorrido del antes…y después…

Y por hoy, gracias nuevamente por viajar con nosotros en el túnel del tiempo. Que Dios nos cuide a todos.

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