Diálogo o monólogo

Por J. E. Mejía Uclés

“Juan Ángel Arias, le propuso a
don Policarpo Bonilla, que con un par de
dados, se definiera quién de los dos debería
ser el candidato de los liberales en 1923”.

Somos los hondureños cortos de memoria, nuestra historia está llena de diálogos y monólogos, sobre todo políticos, que se han dado siempre cuando peligra el interés de la República y cuando los presidentes, ávidos de dominio, ansiosos extremos, han contribuido a precipitar el país a los infiernos, traicionando con ello los intereses nacionales. La Constitución de la República, ley soberana. El diálogo la antítesis de la lucha armada, la controversia y el desatino. Convertidos en esclavos de nuestros propios vicios y errores, de nuestros bochinches y desaciertos. Citando a un pariente mío, manifiesto que la culpa de que esta nuestra Honduras esté estancada se debe a los políticos tradicionales, jamás han respetado las instituciones, saqueando el tesoro público y dando vida al nepotismo. Nunca han pensado que es con educación y trabajo que saldremos de la ignorancia en que nos encontramos. Con la explotación y el sacrificio del pueblo es más fácil y sencillo; de aquí, nuestro desacierto, nuestro paulatino progreso y nuestra pequeñez. Ahora es el Partido Nacional, quien nos ha metido en este enredo, querer legitimar una presidencia, es seguir violentando la Constitución, el cognomento de violadores constitucionales es parte de ellos, propulsores de la anarquía que vivimos. Olvidándose que la alternabilidad en el poder es la base fundamental de la democracia. Se quiere por su propia gracia, perder el país, el partido y el poder.

Renuevo que los factores externos, siempre han incidido y seguirán incidiendo en la política de Honduras, desde la intervención de Justo Rufino Barrios, por parte de Guatemala y de Santiago González, de El Salvador, para instalar el gobierno de Ponciano Leiva, empezando la época de los presidentes por cordillera, desde aquel entonces, así seguimos. La propuesta de José Trinidad Cabañas a Ephraim George Squier, cónsul general norteamericano en 1868, de construir el Ferrocarril Interoceánico, y el compromiso que Honduras sería un nuevo Estado de la Unión Americana. Las negociaciones o pactos del Tacoma, restauraron en el poder a la fracción de don Manuel Bonilla, la llamada revolución restauradora de 1907, por primera vez en la historia de Honduras, se puso fin a la guerra civil por medio de una Conferencia de Paz, patrocinada por los norteamericanos.

Lo que más ha llamado mi atención de las componendas del diálogo o monólogos es el que se refiere a lo que sucedió con Rafael López Gutiérrez: Su padre Juan López, bajo el patrocinio de Rafael Carrera, incursionó en la política nacional, queriendo establecer en 1855, el mismo régimen conservador imperante en Guatemala. López Gutiérrez, es un parteaguas en la historia de Honduras, como lo dijo un insigne periodista “pasa a la historia ensangrentado y sombrío, con las enormes responsabilidades de un criminal que hundió a su patria en el descrédito y la empujó a la ruina”. Hoy guardando las distancias nos encontramos con los mismos problemas y en las mismas circunstancias.

Los diálogos o monólogos no se cumplen, de tal manera que Juan Ángel Arias, al pedir la intervención diplomática de Franklyn Morales, ministro de la legación norteamericana en Honduras, de llegar a una entente cordiale con el General Tiburcio Carías Andino, fracasó en su intento. De resultas de este convenio, se desprenden una serie de bases, para un arreglo que pondría fin al difícil problema planteado en el seno del Congreso Nacional, con el compromiso de que el candidato a la Presidencia sería el doctor Miguel Paz Barahona, para el período 1924-1928. Al no haber quórum en el Congreso por parte de los diferentes partidos ahí representados, se rompe el orden constitucional, y se inicia la dictadura de López Gutiérrez, quien en el párrafo 2º. del Decreto Ejecutivo, de fecha treinta y uno de enero de mil novecientos veinticuatro, lee: “Mientras se da cumplimiento al artículo y se inaugura el nuevo régimen constitucional. El Presidente de la República asume todos los poderes del Estado, los cuales ejercerá discrecionalmente, quedando en suspenso el imperio de la Constitución”, guardando las distancias es lo mismo que acontece actualmente con el actual gobierno.

Se inicia así la lucha por la democracia, por intermedio de Tosta y Ferrera, quienes haciendo un gesto enérgico de protesta armada, “excitan a sus hermanos hondureños, para que los acompañen en esta cruzada que será una nueva lección para los ávidos de mando, que hacen caso omiso de la voluntad nacional. Creemos que en estos momentos de angustia para la patria, los hondureños honrados acudirán gustosos en defensa de la libertad, la justicia y el derecho. Santa Rosa de Copán, 10 de febrero de 1924”. El 16 de abril de 1924, llegaba el señor Benjamín Summer Welles, como representante personal del presidente Calvin Coolidge, lo que dio lugar a la conferencia de Amapala, y a la elección de Vicente Tosta Carrasco, como presidente provisional de la República.

En consecuencia, es necesaria una regeneración política de Honduras, que conlleve a: la preservación de la Constitución política de 1982; b. la inviolabilidad de los Artículos Pétreos; c. Una nueva Ley Electoral, que permita la emisión de un carnet electoral que conjuntamente con la tarjeta de identidad acredite debidamente al votante d. Un referendo que permita el establecimiento de un gobierno de transición que convoque a elecciones en un término no mayor de un año; e. La creación de un gobierno cualitativo y no cuantitativo, que propicie una reforma administrativa, sobre todo en el orden fiscal.
Por último, educar para que los huracanes y las tempestades que han formado parte del ambiente político de nuestra patria, no arrasen a las nuevas generaciones.

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