Asilo político a nicaragüenses

Por Boris Zelaya Rubí

“El asilo político es la asistencia que se le otorga a un individuo extranjero que tuvo que huir o fue expulsado de su país por razones relacionadas a la política. Suele entenderse a este tipo de asilo, como el derecho de un sujeto a que no lo extraditen de una nación a otra que pretenda castigarlo por sus opiniones o actividades políticas”.

Los que durante varios años combatieron fusil en mano en las montañas para derrocar a un gobierno dictatorial, ahora pagan caro su error ¡crearon un monstruo! Sus acciones triunfantes desembocaron en una dictadura de izquierda peor que la de derecha implantada por el defenestrado Somoza. Ahora piden asilo a todos los países centroamericanos, que condenan las violaciones a los derechos humanos, durante la crisis desatada en el hermano país. No creemos que los mayores que en aquel tiempo acompañaron a las guerrillas, engañados por el “Comandante Ortega”, estén con deseos de unirse de nuevo a un pretendiente a dictador en otro país, pues en aquel tiempo Ortega y compañía no habían manifestado sus verdaderas intenciones, que eran vivir como el reducido grupo de multimillonarios que manejaban la economía de Nicaragua.

Los famosos “contras” en su mejor momento, llegaron a estar conformados aproximadamente por 22,000 combatientes, que se enfrentaron a las huestes sandinistas y fracasaron por las razones ya conocidas, y explicadas en aquel tiempo así: “La disolución de los “contras” se parece más bien, a una derrota anunciada a lo largo de más de cinco años de conflicto, en la que han carecido de una estrategia política capaz de alzar al pueblo nicaragüense contra el sandinismo”.

La Contra permaneció en nuestro territorio, a pesar de haberse negado oficialmente. Después de su disolución fueron tratados como héroes de la democracia y se les dio identidad como hondureños. Otros obtuvieron pases especiales para viajar a los Estados Unidos de Norteamérica, donde la mayoría encontraron refugio y trabajo, algunos se quedaron en Honduras “caleteando” para desenterrar y vender las armas, pertrechos y según dicen hasta drogas, porque al famoso Oliver North hasta lo señalaron de traficar drogas para financiar las armas o convertirse en colaboradores de los jerarcas militares hondureños de aquellos tiempos, haciendo gala de su participación mercenaria, que luchaban a cambio de dinero o de favores sin motivaciones ideológicas, como cuando eran mantenidos económicamente por el gobierno de Ronald Reagan.

En la actualidad, los jóvenes están siendo eliminados y encarcelados, perseguidos y obligados a salvaguardar sus vidas y buscar asilo entre los vecinos centroamericanos. Así que no creemos que con la experiencia vivida, estén dispuestos a formar parte de los comandos de aquellos hondureños que han demostrado su intención de convertirse en dictadores de izquierda.

Los estudiantes se enfrentan a la guardia de Ortega con piedras, palos y armas hechizas llamadas chimbas, los están matando o encarcelando, se les debe dar asilo siempre y cuando se lleve un control de sus actividades, para permitirles regresar a su patria después de la caída del régimen izquierdista del “tal Ortega” que confiamos en Dios y para bien de su pueblo que sea pronto.
¡Bienvenidos hermanos centroamericanos!

De rodillas solo para orar a Dios.