Escuela de la vida (1/2)

Por José María Leiva Leiva

A medida transcurren nuestros años más aprendemos de la vida. Esto no te lo dicen ni enseñan los libros, la educación convencional de las aulas de clase. No… todo lo contrario, lo aprendemos a punta de golpes, de mirar el mundo, de vivir el día a día, de compartir con nuestros semejantes, se trata de un cúmulo de experiencias a las que debemos sacar el máximo provecho posible para alcanzar una mejor calidad de vida. Total como lo dice el poema “Mi alma tiene prisa”, del brasileño Mario de Andrade:

“Conté mis años y descubrí, que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora… Mi alma tiene prisa… por vivir con la intensidad que solo la madurez puede dar. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia”. Las frases descritas a continuación –todas ellas de autores anónimos- son un exquisito compendio que abrazan esas enseñanzas de vida en las que creo profundamente, y siento que me han hecho crecer notablemente como ser humano… como persona.

Respecto a los hijos: “Enseñarás a volar, pero no volarán tu vuelo. Enseñarás a soñar, pero no soñarán tu sueño. Enseñarás a vivir, pero no vivirán tu vida. Sin embargo… en cada vuelo, en cada vida, en cada sueño, perdurará siempre la huella del camino enseñado”. Para esos que conducen y van distraídos hablando por el móvil hay un excelente consejo que dice: “Si quieres hablar con Dios, detente, encuentra un lugar tranquilo y háblale. Si quieres verlo, escribe un mensaje mientras conduces”.

Y tú, que haces con la piedra que encuentras en el camino (llámalo obstáculo, oportunidad), bueno, “la piedra en el camino. El distraído tropezó con ella. El violento la utilizó como proyectil. El emprendedor, construyó con ella. El campesino, cansado, la utilizó de asiento para los niños, fue un juguete. David, mató a Goliat y Miguel Ángel le sacó la más bella escultura. En todos estos casos, la diferencia no estuvo en la piedra sino en el hombre. No existe “piedra” en tu camino que no puedas aprovechar para tu propio crecimiento”.

Parte de este largo proceso educativo es haber aprendido que “las cosas pasan cuando tienen que pasar. Ni tarde ni temprano. Que dar todo no significa que recibirás todo. Que una buena siembra no significa una buena cosecha. Que los momentos son cortos y por eso hay que disfrutarlos. Que las lágrimas no las merece quien las hace llorar. Que el amor no se puede forzar y llega cuando menos lo esperas. Que puede haber amigos que son familia y familiares que son solo conocidos. En fin, aprendí que la vida solo es cuestión de vivirla con amor, honor, valores y fe”. Aprendí, que “si quieres vivir una vida feliz, átala a una meta, no a una persona o a un objeto”. Albert Einstein. Aprendí, que muchas veces nos quedamos tanto tiempo mirando una puerta que se cierra, que no nos damos cuenta, de cuántas otras se están abriendo”, dándonos otra oportunidad.

A lo largo del camino vas a encontrar cualquier cantidad de personas amargas… “que siempre parecen estar enojadas y buscando conflictos. Aléjate… la batalla que ellos habrán de librar no es contigo, sino consigo mismos”. No pierdas tu empeño, ni entusiasmo, “la vida se acaba cuando dejas de soñar, la esperanza cuando dejas de creer, y el amor cuando dejas de cuidarlo”. Ahora reflexiona sobre este proverbio chino: “Si hay luz en el alma, habrá belleza en la persona. Si hay belleza en la persona, habrá armonía en la casa. Si hay armonía en la casa, habrá orden en la nación. Si hay orden en la nación, habrá paz en el mundo”.

Pon un alto en tu vida, no te fastidies más, “ahora mismo le puedes decir basta a la mujer que ya no te gusta… Al hombre que ya no amas… Al trabajo que odias… A las cosas que te encadenan a la tarjeta de crédito… A los noticieros que te envenenan desde la mañana… A los que quieren dirigir tu vida… Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste… Porque la vida es aquí y ahora mismo”. Facundo Cabral. Nunca olvides que “la mente es todo, te conviertes en lo que crees”. Es por eso que se afirma que “tu cuerpo puede lograr casi cualquier cosa, pero es tu mente a la que tienes que convencer”. Que no te quede ni la menor duda, que “tu talento te va a fallar si no lo desarrollas, si no estudias, si no trabajas duro, sino te dedicas a ser mejor cada día”. Will Smith.

¿Sabes quién gana al final? “Al final gana quien todas las mañanas se levanta para hacer frente a la vida, a pesar de todos los problemas. Quien con lágrimas en el corazón regala siempre una sonrisa. Quien cree todavía en los sueños, en un “te quiero” dicho con el corazón, en un abrazo sincero, quien sabe llevar de la mano su propia vida, dándole un sentido”. “Tal vez sea la madurez, los años o incluso la resignación, pero siempre llega un momento en que nos damos cuenta que hay discusiones que ya no valen la pena. Es entonces cuando preferimos optar por ese silencio que calla y sonríe, pero que nunca otorga, ese que comprende, por fin, que no sirve de nada dar explicaciones a quien no desea entender”.