¡Salvemos los mariscos!

El pasado mes de agosto, estuve dos días en la feria de mi pueblo San Lorenzo, Valle y previo al destino final, hice las paradas de rigor: el desayuno en El Ocotal o donde las viejitas, luego ver la variedad de animales salvajes -en cautiverio la mayoría-, pero están bien cuidados. La segunda parada es en Pespire, donde Poloncho, para comprar un quesillo y unas tortillas calientes, para hacer la merienda y llegar bien al Jícaro Galán, para pedir unos curiles deliciosos o un pescado frito -pargo, robalo o una curvina- que son los más deliciosos de todo el país -lo digo con conocimiento de causa-, para luego llegar a mi destino final y saborear una sopa marinera espectacular en San Lorenzo.

Pero el objetivo de este artículo, es de lo que me di cuenta en el transcurso de mi deleite de un plato de curiles, ya que hice algunas preguntas a una empleada del local y lean lo que me dijo: cuando le pregunté que como cuántos curiles se abren al día para el consumo de los clientes, me dijo: como cuatro mil (4,000) y yo estaba viendo dos sacos de reserva.

Solo en Jícaro Galán hay como unos tres restaurantes que venden el producto, con menos demanda, pero en su conjunto se consumen unos diez mil diarios (10,000), más lo que demanda El Cubulero que posiblemente sean unos tres mil, más los de Nacaome que serían unos dos mil (2,000), aquí ya suman quince mil (15,000) y voy a estimar que en San Lorenzo y sus alrededores, se consumen otros 10,000, más los que vienen para Teguz, que serían unos 20,000, nos daría un total diario de cuarenta y cinco mil (45,000), sin tomar en cuenta los que van para otras ciudades del país.

Haciendo una operación aritmética, redondeando la cifra, son unos 50,000 curiles que se consumen diariamente de las fuentes de San Lorenzo y Amapala, lo cual es una suma considerable, tomando en consideración la estimación de la producción, pero lo más importante es que estamos consumiendo en un porcentaje considerable (30 a 40%) de un tamaño demasiado pequeño, lo cual es muy preocupante ya que en un futuro cercano este delicioso molusco se estaría exterminando y se terminaría la fuente de ingresos de muchas familias, porque no hay políticas, leyes o decretos de parte del ente regulador de la fauna marina -Secretaría del Ambiente- o si los hay, no se aplican en la medida que corresponde.

Una humilde recomendación al ente regulador y al supervisor, a las municipalidades, a las entidades como Codeffagolf que hagan una campaña para salvar este delicioso molusco, tomando medidas, estableciendo controles para que por lo menos no se saquen curiles de 5 centímetros de longitud, los cuales deben de reintegrarse al lecho marino.

De igual manera se debe hacer un análisis de los huevos de tortuga, los cangrejos, los cascos de burro, el pargo, la curvina y el robalo, así como la jaiba.

Guillermo Mineros
Tegucigalpa, M.D.C.