Albergados claman por un hogar

Un total de 500 personas albergadas en ocho escuelas y kínderes de Tegucigalpa y Comayagüela clamaban ayer por una mano solidaria y proyectos de vivienda.

Tras cuatro días de lamentables consecuencias provocadas por dos sistemas de baja presión, en el territorio nacional, estos albergues se encuentran repletos de niños, jóvenes y ancianos.

Algunos se mantienen a la expectativa de que mejore el clima y la esperanza de regresar a sus casas construidas en zonas de alta vulnerabilidad, en suelos inestables a la orilla de ríos y quebradas.

Por momentos se ilusionan con la posibilidad de encontrar pertenencias que pudieron quedar esparcidas en alrededores del río Choluteca o quebradas como La Orejona, El Sapo y el río Chiquito.

Otros prefieren descansar, con su mirada fija en el horizonte nuboso, recostados sobre butacas en las aulas de clases habilitadas para su alojo temporal.

Se habilitaron albergues en la escuela Simón Bolívar, en el barrio Las Mercedes, el centro comunal Bendición de Dios, la escuela Jaime Romero Zúñiga en la colonia Altos de los Pinos y el kínder Emmanuel y centro comunal de la Flor del Campo.

La Primera Dama, Ana García, llevó ayuda y compartió mensajes de aliento a los capitalinos afectados por las lluvias.

También están disponibles las escuelas Juan Guijarro López en la colonia Betania, Tiburcio Carías Andino la Flor número 1, Michael Hasbum en los alrededores del bulevar Kuwait, la Toribio Bustillo en Las Brisas y Emmanuel en el sector de La Canaán.

El representante de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), Julio Quiñónez, informó que además de esa protección temporal han apoyado con colchonetas, frazadas, utensilios de cocina, higiene, limpieza,  aseo personal y pañales para bebés.

“Permanecerán en los albergues todo el tiempo que sea necesario, mientras los niveles de los ríos sean altos, o los niveles de alertas sean alarmantes”, amplió Quiñónez.

Con relación a posible ayuda para personas a quienes el río les llevó su casa, el subcomisionado de Copeco detalló que junto a la Secretaría de Desarrollo Social (Sedis), evaluarán los daños a la infraestructura de esas viviendas, pero hasta el momento todo se encuentra en estudio.

“Solo en la capital tendríamos que construir al menos 70 mil viviendas para poder sacar a todas las personas que viven en zonas de alto riesgo y ponerlas en otro lugar, eso significa literalmente otra ciudad”, concluyó, Julio Quiñónez. (KSA)

“Necesitamos un techo digno”

Uno de los albergados, Gerson Reyes, a quien la corriente del río Choluteca, le inundó su hogar en la colonia Nora de Melgar, agradeció a las autoridades que han dicho presente en esa adversidad. También aprovechó para solicitar una casa. “No podemos estar todo el tiempo entrando y saliendo del río, necesitamos de un techo digno para no estar en riesgo”, expresó Reyes.

Subsiste junto a 7  hijos

La capitalina María García (48), habitante hace más de 10 años en la colonia Nora de Melgar, expresó que “de nada sirve regresar donde vivíamos, todos los años andamos corriendo cuando sube la corriente, somos pobres, pedimos un lugar seguro”. “Tengo 7 hijos, mi pareja tiene 65 años, le cuesta caminar, realmente para nosotros es difícil, algunos de mis niños están cuidando nuestras pocas pertenencias”, concluyó García.

No sabemos a dónde ir

La madre de familia Jenny Fuentes, relató su escape de la inundación junto a sus pequeños de 4 años y 2 meses. Ella necesita apoyo para salir de las condiciones de extrema vulnerabilidad en que vive. “Se me inundó todo, soy ama de casa, no tengo la posibilidad de poder construir mi propia casa, pido un techo digno a las autoridades, mis hijos están muy pequeños y cuando suceden estas cosas no sabemos a dónde ir”.

“Lo único que tengo está en el albergue”

“Teníamos 7 años de vivir en la colonia Betania, mi casa quedó totalmente inundada, saqué algunas pertenencias, lo único que tengo está en el albergue, necesitamos apoyo para salir adelante”, manifestó el capitalino Alexis Ávila. Todos los vecinos viven expuestos al peligro, en las proximidades del río Choluteca, sin capacidad para construir una vivienda en condiciones adecuadas. “Los terrenos son demasiado costosos y el empleo es escaso”.