La migración masiva expone el fracaso

Por Rafael Delgado Elvir
Economista. Catedrático universitario

Si algo de la imagen de JOH quedaba todavía, con la caravana de migrantes ya no queda nada. Lo que ha estado ocurriendo con esos miles de hondureños que han decidido abandonar el país, recorre el mundo. Lo que se capta de esa masa de gente es simple y sencillamente apabullante, derrumbando cualquier resto de duda que pudiera mantenerse respecto a la naturaleza de la clase política que ocupa ilegalmente y de manera fraudulenta los poderes de este país.

Ahora está muy claro, nuestro sistema económico y político con sus operantes no han sido capaces, desde sus posiciones de poder, de garantizar mínimas condiciones de bienestar para la gente. Han fracasado como líderes y la gente no desea esperar más. Como muy bien lo han caracterizado muchas voces del pueblo: esta gente no está migrando; prácticamente van huyendo de una situación que los condena a la pobreza, que los destina a seguir viviendo en la inseguridad de sus barrios y lo peor, con la certeza que las cosas no cambiarán en nada para ellos en el cercano futuro.

En efecto, detrás de todo esto hay un gran mensaje. La gente que emigra ya no lo hace silenciosamente, lo hace ahora deseando que el mundo se dé cuenta que una tragedia ocurre en Honduras al igual que en muchos otros países más, donde también se ha fracasado. Claro que sí, los que abandonan el país están enviando un claro mensaje político al mundo. JOH y su gente fingen no entender eso y buscan excusas que no pueden explicar un hecho tan contundente y masivo como este. Mientras tanto, en EUA Trump tampoco entiende que la migración por razones económicas y humanitarias es imposible detenerla. Amenaza a sus desacreditados aliados en Centroamérica con castigarlos y estos tiemblan. Saben que aquel en cualquier momento de ira les puede sacar todos los trapos al sol y retirarles el último apoyo que los sostiene. Además, Trump calla sobre el hecho que los migrantes centroamericanos son gente requerida, de manera legal o ilegal, por muchas empresas que los contratan para ejercer diferentes actividades. En la industria de la construcción, en la agricultura, en los servicios, abundan los trabajadores centroamericanos.

El fenómeno de la migración en caravana hacia los Estados Unidos, desafiando tantos peligros, coloca una nueva marca en el agotamiento de JOH. A todos los que controlan el poder parece haberles quedado muy grande la camisa. No han podido generar empleos dignos; no han logrado crear un país con instituciones sanas y confiables; se han olvidado de emprender grandes proyectos y programas para mejorar la educación y la salud del país; sigue el asalto a las instituciones públicas; son los primeros que irrespetan las leyes; defienden a los corruptos, no pueden combatir la violencia, ni el narcotráfico. Nuevamente hay una evidencia muy concreta que es imposible cruzarse de brazos y dejar que se siga destruyendo el país. Aquí se requiere que algo novedoso ocurra. En definitiva está en manos nuestras definir un nuevo rumbo para el país; sacarlo del atolladero en que lo ha metido JOH, su partido y sus aliados.

Es muy doloroso ver a esos compatriotas hondureños arriesgar sus vidas y la de sus menores. Pero nadie más que ellos pueden entender la calamidad en la que viven y el desencanto que sienten para decidirse por tomar un par de cosas y emprender ese camino. Solamente basta esperar que se activen las organizaciones internacionales humanitarias, así como la solidaridad de la gente para que estos compatriotas puedan cumplir con su objetivo. Creo que para la gran mayoría de ellos no hay marcha para atrás.