Tenacidad permitió que la luz volviera a brillar

La tenacidad de los hondureños permitió que la luz volviera a brillar y que a 20 años del devastador paso del huracán “Mitch”, la última semana de octubre de 1998, el país siga rumbo al desarrollo y con mejores sistemas de gestión de riesgos para atender una catástrofe similar.

El “Mitch” ha sido catalogado como uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales que se han visto en la era moderna y no es para menos, porque al menos 6,500 personas murieron por ahogamiento o soterradas, dejando a la vez miles de desaparecidos.

Los efectos del terrible fenómeno climatológico siguen latentes en la mente de los hondureños, al punto que expertos de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco), señalan que en los pueblos más afectados han encontrado personas que quedaron traumadas y todavía le tienen miedo a las inundaciones o deslaves.

Las lluvias fueron permanentes en todo el país, durante una semana a partir de la tarde noche del domingo 28 de octubre de 1998, provocando deslaves, inundaciones por el desborde de ríos y quebradas, que causaron daños en 33 mil viviendas, mientras 50 mil casas resultaron destruidas por completo.

El río Choluteca creció impresionantemente, arrasando todo a su paso.

Se estima que la pérdida fue de un 80 por ciento en la infraestructura vial a nivel nacional, incluyendo los principales puentes. Además desaparecieron cultivos, industrias y se vio afectado el comercio.

Al menos 25 pueblos pequeños desaparecieron o fueron arrasados por la fuerza incontenible de las aguas, en especial los ubicados en las riberas del río Choluteca, por ejemplo Morolica, en el sureño departamento de Choluteca. Y en Comayagüela, las colonias “Soto” y Miramesí resultaron arrasadas y, según algunos sobrevivientes, al momento del deslizamiento solo se miraba que la tierra se “tragaba” a la gente.

RETRASO DE 50 AÑOS

Con todos los daños y las pérdidas ocasionadas por el huracán “Mitch”, los expertos señalan que el retraso del país fue de 50 años, agravando la pobreza, al tiempo de dejar enormes retos para las autoridades del entonces gobierno del presidente Carlos Roberto Flores Facussé (1998-2002) y las subsiguientes administraciones.

Los capitalinos recuerdan con pesar la muerte del querido alcalde capitalino, César “El Gordito” Castellanos, el 1 de noviembre, solo unas horas después que amainara la tempestad, cuando se transportaba en un helicóptero MD-500 de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH) para observar los daños en el Distrito Central.

El informe establece que el piloto de la aeronave perdió el control y cayeron a inmediaciones del bulevar Fuerzas Armadas, muriendo “El Gordito”, así como un ingeniero y un camarógrafo que le acompañaban.

El alcalde “Gordito” Castellanos resultó muerto al realizar un vuelo en helicóptero.

Hoy día, la capital es muestra que su gente mantiene vivo el espíritu de esfuerzo y superación, porque a pesar que en la ribera del río Choluteca quedan algunos vestigios de la tragedia, la ciudad se ha modernizado con edificios en forma de torres y extensos pasos aéreos.

A nivel de país, el gobierno del entonces mandatario Flores Facussé, con apoyo de la cooperación internacional emprendió la ejecución del Plan Maestro de la Reconstrucción y Transformación Nacional (PMRTN), con la meta esencial de edificar una nueva Honduras.

Así, el país fue avanzando y ahora muestra una nueva cara con la reconstrucción de puentes y carreteras, mientras las praderas anegadas volvieron a producir y las industrias se reinstalaron, generando empleo y esperanzas de desarrollo.

CONCIENCIA

Uno de los aspectos más importantes, según los expertos, es que después del huracán “Mitch”, en Honduras se creó conciencia sobre la importancia de contar con sistemas de gestión de riesgos bien conformados.

El jefe del Sistema de Alerta Temprana (SAT) de Copeco, Juan José Reyes, precisó que “el Mitch dejó al descubierto que Honduras es un país extremadamente vulnerable, especialmente a deslizamientos, inundaciones y desbordamientos de ríos”.

Las casas en el barrio La Hoya resultaron seriamente dañadas.

“Las políticas que existían en aquel entonces no desarrollaban una verdadera cultura de gestión de riesgos, no había una institución legalmente conformada en esta área y no existían sistemas de alerta temprana para advertir de las crecidas de los ríos”, indicó.

Tampoco se habían conformado organismos internacionales como el Centro de Coordinación para la Ayuda Humanitaria Internacional (CCAHI), donde se concentran una serie de países que auxilian a las naciones que son azotadas de forma devastadora por un evento hidrometeorológico.

“Que nos haya azotado el huracán Mitch en 1998, en Honduras significó el arranque para hacer una verdadera gestión de riesgos, lastimosamente mucha gente murió y por los daños quedamos atrás de Centroamérica en cuanto a desarrollo, pero 18 años después mucho se ha hecho”, reconoció.

Entre los principales avances figura la Ley del Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager) y se logró el empoderamiento de las instituciones que la componen como las Fuerzas Armadas

(FF AA), el Cuerpo de Bomberos, la Secretaría de Finanzas (Sefin) y todo el aparato institucional que trabaja en atender la problemática.